Bruselas - “Hay mucho trabajo por hacer y no hay tiempo que perder”. El mensaje del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, al flamante vencedor de los comicios legislativos griegos, Alexis Tsipras, no deja lugar a dudas de que las prioridades políticas en Bruselas no han cambiado y que lo primero que esperan de Atenas es que cumpla con el plan de ajustes prometido en verano. “Grecia necesita un amplio apoyo de los partidos, estabilidad institucional y tiene que poner en marcha las reformas a tiempo para que la confianza regrese entre los griegos y sobre la economía griega”, advirtió ayer el democristiano luxemburgués.

En una breve carta de apenas cuatro párrafos, remitida apenas doce horas después de que el líder de Syriza obtuviera por segunda vez en apenas nueve meses el respaldo mayoritario en las urnas, el presidente del Ejecutivo comunitario urge al nuevo gobierno griego a empezar a aplicar con urgencia el programa de rescate pactado con la Comisión Europea y el Banco Central Europeo a mediados de agosto. Si quiere empezar a recibir más dinero del rescate de 86.000 millones acordado -ya recibieron un primer desembolso de 13.000 millones en agosto- necesitan empezar a cumplir con la letra del pacto.

Eso significa poner en marcha reformas alumbradas pero no aplicadas y presentar una nueva hornada de propuestas para subir el IVA, reformar la administración pública y las pensiones con el objetivo de prolongar la edad de jubilación hasta los 67 años y limitar las prejubilaciones. La primera revisión por parte de los técnicos de la troika tendrá lugar en el mes de octubre y solo un examen positivo permitirá a Atenas recibir un desembolso que se espera llegue en otoño. Mientras tanto en Bruselas los dirigentes europeos redoblan la presión. “Confío en el futuro de Grecia. Tres cuartas partes de los votantes apoyan las reformas económicas y sociales”, advertía ayer el comisario de asuntos económicos, Pierre Moscovici, a través de una red social.

El visto bueno de la troika no solo es necesario para desembolsar un nuevo tramo de 3.000 millones de euros. También será crucial para abrir la discusión sobre un eventual alivio de la elevada deuda pública griega que muchos políticos e instituciones como el Fondo Monetario Internacional reconocen como insostenible y uno de los elementos que más enfrentamientos suscitó durante las negociaciones que desencadenaron a principios de julio un referéndum en Grecia. “El Eurogrupo ha aceptado examinar esta cuestión tras la primera revisión exitosa del programa”, insistió ayer el vicepresidente de la Comisión, Valdis Domvrovskis, aunque excluyendo cualquier posibilidad de una quita.

Tanto la Comisión Europea como el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, aseguran seguir dispuestos a trabajar con Grecia pero mantienen la responsabilidad sigue en manos de Atenas, lo mismo que el presidente de la UE, Donald Tusk. “Su dedicación y liderazgo a la hora de implementar el programa de ajuste económico es crucial para marcar la diferencia en la recuperación de la economía griega”, le recordaba ayer en otra misiva de felicitación.

El más crítico El presidente de la Eurocámara, Martín Schulz, reprochó a Tsipras volver a pactar con el partido de extrema derecha ANEL. “Le he llamado por segunda vez para preguntarle por qué continúa con una coalición con ese extraño partido de extrema derecha”, explicó el socialista alemán en una entrevista con Radio France Internacional. “Me ha dicho cosas que parecían convincentes pero que en última instancia me parecen extrañas. Este mandato renovado con ese partido populista de extrema derecha es algo que no entiendo”, advirtió.