Santiago - Cientos de personas llegaron ayer hasta el Estadio Nacional, el principal recinto deportivo de Chile, para recordar a las más de 20.000 personas que fueron prisioneras en este centro de detención, tortura y ejecuciones durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

A 42 años del golpe, día en que se rememora el bombardeo por parte de la fuerza aérea a la sede presidencial, las víctimas se siguen organizando para dar testimonio de las vejaciones que sufrieron en los pasillos, escotillas y vestuarios del estadio. “El recinto está lleno de sitios con memoria por lo que aquí aconteció, entonces hay que contarlo al mundo para poder conservar y mantener viva la memoria social, colectiva y personal”, dijo Armando Pérez, exprisionero del Estadio Nacional y ahora guía del circuito del lugar.

Pérez llegó al estadio el 16 de septiembre de 1973, era trabajador de una empresa textil y después de ser apresado lo mantuvieron por varios días sin comida, al tercer día, dice el exprisionero, le dieron un plato con legumbres.

“El recinto tiene 28 camarines y 8 escotillas, los camarines eran para llenarlos de prisioneros, como 100 cada uno, dormíamos en el piso y nos daban una comida por día, que era un plato con fideos cocidos o un pan duro con una taza de té o café”, recordó Pérez.

Sobre los motivos de su detención, el ahora guía del sitio asegura que son desconocidos. “Hasta el día de hoy no sé por qué fui detenido, yo creo que los golpistas tenían que justificar la dictadura y llenar los recintos con prisioneros para presentarlos como terroristas o como gente que se enfrentó a la policía”, aseguró. - Efe