atenas - Grecia y sus acreedores internacionales iniciaron ayer las negociaciones para un tercer rescate financiero, en una nueva carrera contrarreloj que el Gobierno de Alexis Tsipras quisiera ver concluida en algo más de dos semanas, pese a estar marcada por numerosos obstáculos. Si ya los dos paquetes de reformas, cuya legislación habían exigido los socios antes de iniciar formalmente las negociaciones, se aprobaron en el tiempo récord de una semana, el reto ahora es aún mayor, pues se trata de cerrar un acuerdo con una vigencia de tres años y un volumen de 86.000 millones de euros.

Las negociaciones comenzaron ayer a nivel de cuadros técnicos y en los próximos días continuarán a un nivel superior, con la llegada a Atenas de los jefes de las instituciones. Una docena de técnicos de la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE), el Mecanismo de Estabilidad Europeo (MEDE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) -bautizados ya como la cuadriga- visitaron la Secretaría General de Contabilidad y otro equipo el Banco de Grecia. Según el Ministerio de Finanzas, las conversaciones comenzaron con “intensidad”, con el objetivo de “ambas partes de llegar a un acuerdo lo antes posible”. En principio, está previsto que los cuadros técnicos finalicen sus tareas para el viernes y que solo continúen el fin de semana si se plantea “alguna cuestión específica”.

En esta primera jornada se trataba de recopilar datos sobre el estado de las finanzas publicas para hacer una nueva evaluación a la luz del impacto que han tenido las restricciones bancarias impuestas hace un mes sobre la evolución financiera del país. En lugar de los cálculos originales que partían de un incremento del PIB en este año del 0,5%, ahora se prevé una recesión de por lo menos un 4 %. A ello se añaden graves desvíos del plan presupuestario, que se traducen en que el Estado ha ingresado 2.300 millones de euros menos de lo previsto. Se suman además pagos atrasados a proveedores de 4.000 millones.

Todo esto puede conducir a que Grecia no pueda alcanzar el superávit primario de un 1 % previsto para este año, salvo mediante la aplicación de medidas de ahorro adicionales, lo que solo podría evitarse si los socios aceptan abandonar esta meta.

La eurozona ha reservado para la banca hasta 25.000 millones de euros de los 86.000 millones que podría abarcar el rescate. El Gobierno de Tsipras quiere intentar cerrar un acuerdo antes del 20 de agosto, fecha en la que vencen nuevos pagos al BCE de 3.200 millones de euros, para los que no hay fondos disponibles. Tsipras quiere evitar que haya que firmar un nuevo crédito puente para afrontar este pago, lo que sería necesario si no se ha llegado a un acuerdo definitivo, pues este préstamo iría nuevamente vinculado a medidas que deberían aprobarse en el Parlamento, donde actualmente solo puede legislar con apoyo de la oposición.