Estrasburgo - El primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, intervino ayer con un tono conciliador a favor de encontrar un acuerdo que permita a Grecia “ver la luz al final del túnel” y evitar la “ruptura” con la UE ante una Eurocámara en la que fue recibido con una mezcla de abucheos y aplausos.

“Hace falta llegar a un acuerdo que nos deje ver la luz al final del túnel, con reformas creíbles pero al mismo tiempo que redistribuyan la carga a los que puedan asumirla”, afirmó Tsipras en su primera alocución ante la Eurocámara un día después de que los líderes de la UE le dieran su ultimátum final para evitar el grexit.

Tsipras, que recordó varias veces a la Eurocámara el mandato “clarísimo y rotundo” obtenido en el referéndum del 5 de julio, destacó que la situación “sin salida” de la economía griega no se debe a los cinco meses que lleva en el cargo sino “a los cinco años de programa que condenaron a la economía griega”.

El líder griego, que no habló de las esperadas propuestas concretas que le reclaman las instituciones, sí se mostró a favor de llevar a cabo medidas de redistribución para que la carga de las reformas recaiga sobre “quienes pueden asumirla”.

“Hay que dejar de hacer como hasta ahora, con el peso recayendo sobre los hombros del pueblo, agotado, y que ya no puede levantar más peso”, añadió Tsipras.

En un tono conciliador, el primer ministro griego llamó a todas las partes a asumir la “responsabilidad histórica” para no permitir la “ruptura” de la Unión, cuya historia, señaló, “está marcada por los conflictos que terminan en entendimiento”.

Los grupos políticos de la Eurocámara, por su parte, mostraron su división sobre el liderazgo de Tsipras desde su misma llegada al hemiciclo, en cuya puerta le esperaban para abrazarle algunos eurodiputados, entre ellos Pablo Iglesias (Podemos) y Marina Albiol (IU).

Los aplausos de la Izquierda Unitaria (GUE/NGL), parte de los Verdes, y de algunas formaciones euroescépticas que por motivos diferentes también apoyan a Tsipras, lucharon por hacer más ruido que los abucheos proferidos principalmente desde las bancadas del Partido Popular Europeo (PPE).

Precisamente fue el líder del grupo PPE, Manfred Weber, quien mostró más dureza hacia Tsipras, a quien reclamó “una disculpa” por “llamar terroristas a algunos gobernantes”.

“Usted habla mucho de la dignidad del pueblo griego, ¿pero no tienen dignidad los finlandeses o los españoles que tienen que pagar la deuda griega?”, le espetó el conservador alemán. También le hizo reproches a Tsipras el presidente de los liberales y demócratas europeos (ALDE), el ex primer ministro belga Guy Verhofstadt, quien le señaló que “está claro que ya han hecho suficientes esfuerzos los griegos, pero no está claro que también lo haya hecho la clase política griega”.

800.000 funcionarios “Muestre que es un líder y no un falso profeta”, le reclamó Verhofstadt, además de pedirle que “recorte de una vez el sector público griego, cuyo cuerpo de 800.000 funcionarios es un escándalo”. La reflexión más constructiva quiso hacerla el líder de los socialistas y demócratas (S&D), Gianni Pittella, que aprovechó su intervención para decir que le es “imposible imaginar una Europa sin Grecia”.

“Ojalá este momento pase a la historia como aquel en el que los líderes estuvieron a la altura de sus responsabilidades y evitaron la desunión”, señaló el líder del segundo grupo del hemiciclo, que se mostró a favor de una conferencia europea para estudiar el futuro de la deuda griega con un fondo de mutualización. En el debate también estuvo el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que en su papel de “facilitador” del acuerdo reflexionó que “hay que reconocer que no hemos estado a la altura ni unos ni otros”. - Efe