atenas - Una vez que los socios han rechazado prorrogar el rescate, Grecia se prepara para una semana en la que deberá compaginar la campaña del referéndum con graves problemas de liquidez y la incertidumbre sobre una eventual imposición de control de capitales. Tras firmar el decreto que oficializa la convocatoria del referendo, el presidente de la República, el conservador Prokopis Pavlópulos, manifestó su confianza en que los ciudadanos mostrarán “madurez” y “determinación”, pues “la gente sabe lo que está en juego”.
La consulta se celebrará el próximo domingo 5 de julio y, para que su resultado tenga validez, debe contar con una participación de al menos un 40% de los votantes. En la calle no se percibía ayer todavía ninguna señal de campaña, pero desde el sábado las conversaciones en cafeterías, comercios y plazas versaban sobre esta nueva vuelta de tuerca de la crisis griega.
En los cajeros automáticos se empezaba a notar ayer los primeros síntomas de escasez y allí donde todavía había gente era porque había dinero. Otros cajeros -en cambio- se habían quedado ya vacíos, con pequeñas colas de gente que se abortaban inmediatamente por falta de efectivo. “Que no cunda el pánico, debemos defender nuestra dignidad”, decía un hombre ya mayor a un pequeño grupo de personas, en su mayoría mujeres, que se encontraban delante de dos cajeros vacíos.
“Pero si yo no digo que no se trate de dignidad. Yo estoy aquí porque tengo que dar de comer a mis hijos”, afirmaba una mujer, mientras que otra respondía, casi excusándose por querer sacar dinero: “Mire, yo lo único que quiero es sacar dinero para mis compras de la semana”.
La cuestión de fondo del referéndum es, por tanto, “decidir si se opta por la dignidad o por el dinero”, se planteaba una tercera mujer en alusión a que un sí en la votación del domingo volvía a abrir el grifo de los socios.
“¿Pero quién dice que firmar el acuerdo signifique que vayamos a tener dinero?”, respondía otra, aludiendo con ello a que la prórroga de cinco meses propuesta por las instituciones básicamente contempla fondos para poder servir la deuda, pero no para emprender algún programa de crecimiento.
Por ahora no hay ninguna encuesta que se haya realizado después del anuncio sorpresa del primer ministro, Alexis Tsipras, en la madrugada del sábado, de convocar el referéndum, pero los dos sondeos más recientes efectuados justo antes apuntan a una victoria del sí, es decir, de firmar el acuerdo con los acreedores.
En concreto, la encuesta del instituto demoscópico Kapa para el dominical To Vima, realizada entre el miércoles y el viernes, muestra que, en caso de celebrarse un referendo, un 47,2 % votaría a favor del acuerdo y un 33 % en contra. Otro sondeo, el del instituto Alco, apunta a un 57 % a favor de firmar el acuerdo y un 29 % por la ruptura.
Estas encuestas sobre la decisión de convocar una consulta, que ha dividido no solo a la Eurocámara sino también al parlamento griego y la sociedad helena sobre el giro de timón de Tsipras en la crisis griega, deben tomarse con cautela pues se realizaron sin tener en cuenta que el Gobierno ha pedido el no, lo que podría llevar a algunos de los votantes de la coalición de Syriza y de los nacionalistas Griegos Independientes a darles su respaldo.
Si finalmente prospera el sí, se abren las puertas a retomar inmediatamente la negociación pero en el plano político se plantea la incógnita de si sería el actual Gobierno el que volvería a la mesa del diálogo. Tsipras ha asegurado que respetará cualquiera que sea el resultado y que un rotundo no de la población reforzará la posición del Gobierno en la negociación, pero, desde el otro lado de la mesa, el mensaje ha sido que el diálogo se retomará solo en caso de una respuesta positiva de la población.
Según coinciden los analistas políticos, un no conduciría con toda probabilidad a la dimisión del Gobierno y, o bien llevaría a la convocatoria de elecciones inmediatas o a la formación de un Ejecutivo de unidad nacional transitorio, encargado exclusivamente de terminar las negociaciones. - Efe/E.P.
Desde algunos de los socios de la eurozona, la salida de Grecia del euro se admite ya como cercana, y así el primer ministro de Francia, Manuel Valls, dijo que “el riesgo es real”, mientras que el ministro austríaco de Finanzas, Hans Jorg Schelling, consideró que esa salida “parece ahora inevitable”.
Para afrontar una situación así, que arriesga el proyecto político y económico que es el euro, los países de la eurozona están ahora mejor preparados que hace cinco años, cuando comenzó la crisis, dijo el presidente del Eurogrupo.
La directora gerente del FMI expresó su “decepción” por las inacabadas negociaciones con las autoridades griegas “He informado a la Junta Ejecutiva del BCE del inconcluso resultado de las últimas conversaciones y subrayado nuestro compromiso para seguir relacionándome con las autoridades griegas. Los próximos días serán importantes”.