Madrid - La banca comienza a echar cuentas sobre los efectos de una posible bancarrota griega. El servicio de estudios de Bankinter ha calculado que el riesgo de la Eurozona con Grecia se sitúa en casi 400.000 millones de euros, incluyendo todos los préstamos de la troika y la liquidez que proporciona el BCE a los bancos griegos a través de la ELA (fondos de emergencia) y el llamado Target2 (el sistema mayorista de liquidación que utilizan los bancos centrales para sus operaciones).
En concreto, 131.000 millones procederían de la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (EFSF por sus siglas en inglés), unos 53.000 millones de préstamos bilaterales, 25.000 millones en bonos, unos 85.000 millones de la ELA y 99.000 millones del Target2. En total, 393.000 millones, de los que unos 26.000 millones, como señaló el ministro De Guindos, corresponden a España. A esa cantidad habría que añadir otros 105.000 millones de euros que debe Atenas a acreedores no europeos. Es decir, una cantidad ingente (cerca de medio billón de euros) para un país cuyo Producto Interior Bruto apenas asciende a 180.000 millones de euros y con menos de 11 millones de habitantes.
Y hay que tener en cuenta que, además de los 1.500 millones de euros que debe devolver al FMI antes del 30 de junio, la siguiente fecha marcada en rojo es la del próximo 20 de julio, cuando debe también ingresar 3.500 millones en el BCE.
efectos colaterales Tanto si sale Grecia del euro como si la sangre no llega al río -lo que los mercados consideran altamente improbable, como se ha manifestado en la curva de tipos-, lo relevante es que unas negociaciones largas tienen importantes efectos colaterales. La Reserva Federal ya ha mostrado su deseo de elevar los tipos de interés en otoño (y el verano ya ha entrado), pero parece obvio que hay circunstancias externas como la crisis griega que pueden influir en el momento en que tome la decisión la presidenta Yellen. - Agencias