Cuatro días después de que el grupo terrorista Estado Islámico (EI) instara a los musulmanes a llevar a cabo ataques con motivo del mes de ayuno del Ramadán, una oleada de atentados sacudió ayer tres continentes con un balance provisional de más de sesenta muertos.
Túnez, Francia y Kuwait fueron ayer los objetivos de los ataques terroristas y volvió a ser el país norteafricano, tres meses después de que otro atentado en el Museo del Bardo golpeara directamente a la economía del país, el que sufrió el ataque más sangriento, con al menos 37 muertos y seis heridos en un asalto contra hoteles en la localidad turística de Susa, al sur de la capital. Dos hombres armados abrieron fuego de forma indiscriminada contra las personas que se encontraron en un complejo hotelero, entre ellos numerosos turistas extranjeros, de hecho, las víctimas son de nacionalidad belga, británica y alemana. Los hoteles afectados son el Imperial Marhaba, de la cadena mallorquina Riu y el vecino Muradi Palm Marinay.
Los hombres llegaron a la playa que conecta con el hotel, donde abrió fuego con su arma, a bordo de una embarcación en la que el presunto autor del tiroteo llevaba escondido un fusil de asalto Kalashanikov en una sombrilla.
decapitación en Francia Sin embargo, este fue el único atentado en un día sangriento que comenzó con el hallazgo en el sureste de Francia de un hombre decapitado a la entrada de una fábrica en la que se produjo una explosión por la colisión de un vehículo contra varias bombonas de gas.
Al menos dos personas resultaron heridas en este atentado, cometido presuntamente por Yasin Sali, de 35 años y vinculado a movimientos salafistas, razón por la que fue vigilado por los servicios de inteligencia franceses de 2006 a 2008. Sali fue detenido por un bombero cerca del lugar del atentado, en el que se hallaron banderas supuestamente islamistas. El sospechoso trabajaba como chófer en una empresa de reparto, según confirmó su esposa y madre de sus tres hijos a la emisora de radio francesa Europe 1, antes de ser detenida por la policía. El vehículo con el que el supuesto terrorista entró para atentar en la fábrica de Air Products, en Saint-Quentin Fallavier, cerca de Lyon, estaba autorizado para entrar en la empresa, por lo que no levantó sospechas. El hombre decapitado hallado en la fábrica era el gerente de la empresa de reparto en la que trabajaba el supuesto autor del crimen, informaron fuentes cercanas a la investigación.
Tras producirse el atentado, el presidente francés, François Hollande, abandonó el Consejo Europeo en Bruselas para volver a París y convocar en el Elíseo una reunión del Consejo Restringido de la Defensa.
“La intención del hombre era provocar una explosión y no hay duda que se trata de un ataque de naturaleza terrorista, dado que además ha sido encontrado un cadáver decapitado con inscripciones”, explicó Hollande en conferencia de prensa antes de trasladarse a París. Hollande expresó además el apoyo de su país a su homólogo tunecino, Beji Caid Essebsi, y acordó reforzar la colaboración bilateral contra el terrorismo. Por su parte, el primer ministro francés, Manuel Valls, acortó su estancia en Bogotá, donde había comenzado ayer un viaje oficial, y anuló su siguiente escala, en Ecuador, para regresar inmediatamente a París.
Contra una mezquita en Kuwait Y el tercer objetivo de los terroristas ayer’ fue Kuwait, donde el grupo yihadista Estado Islámico (EI) asumió la autoría de un atentado perpetrado contra una mezquita chií en la capital kuwaití, que causó 27 muertos y 227 heridos. Según un comunicado difundido en Internet y cuya autenticidad no ha podido ser verificada, el grupo terrorista asegura que el ataque fue perpetrado por un suicida que portaba un cinturón cargado de explosivos.
Una jornada negra de atentados que terminó con la explosión de dos coches bomba cerca de un cuartel de las fuerzas de seguridad sirias en la ciudad de Al Hasaka, provocando la muerte de al menos 20 militares del régimen de Bachar al Asad, según informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.