Teherán - El histórico paso dado ayer ha tenido en Mohamad Yavad Zarif, ministro de Exteriores y principal negociador iraní, uno de sus mayores artífices y el ejemplo de la nueva cara exterior del país, más afable, sonriente, dialogante, eficaz y exitosa. Zarif, nacido en Teherán en 1960, tomó en sus manos el diálogo nuclear con las potencias del Grupo 5+1 (China, EE.UU., Francia, Reino Unido y Rusia más de Alemania) apenas asumió la Presidencia iraní el moderado Hasán Rouhaní, con el objetivo declarado de llevarlas adelante y de cambiar, de paso, la imagen internacional de su país, muy dañada tras los ocho años de gobierno de Mahmud Ahmadineyad.

En algo más de año y medio, Zarif no solo ha logrado destrabar las negociaciones y ponerlas en el camino de un acuerdo, sino que, por el camino, le ha dado un completo lavado de imagen exterior iraní.

Y todo con la sonrisa, el tono y el rostro amable de un experimentado profesor universitario y la capacidad y la dureza negociadora, como experimentaron durante esta última semana sus interlocutores del Grupo 5+1, del más veterano vendedor de un bazar de Oriente Medio.

En este tiempo de negociaciones, el ministro respondió con firmeza, sagacidad y una inapelable lógica tanto a los otros negociadores como a los enemigos del diálogo, ya sean los diputados más recalcitrantes del Parlamento iraní o de la derecha estadounidense. Además, mientras negociaba, Zarif también tuvo gestos en la esfera internacional que lo separan de sus predecesores en el cargo, el más notable de ellos el haber calificado el Holocausto nazi de “crimen odioso”.

Su gestión ha despertado alabanzas tanto de sus compañeros de diálogo nuclear, que han encontrado en él a alguien en quien poder confiar, como del propio régimen iraní, encabezado por el líder supremo Alí Jameneí, quien ya lo apoyó en reiteradas ocasiones por su papel negociador. - Efe