NUEVA YORK. "Los que dispararon son criminales. Tienen que ser arrestados", dijo Obama durante una entrevista en el programa de la cadena ABC "Jimmy Kimmel Live".

"Y entonces, lo que tenemos que hacer es garantizar que la gente de buena voluntad de los dos lados -policías que tienen un trabajo tremendamente duro y ciudadanos que comprensiblemente no quieren ser acosados por su raza- pueden trabajar juntos para encontrar buenas soluciones", añadió.

Obama reaccionó así después de que el miércoles por la noche dos agentes del condado de San Luis, donde se ubica Ferguson, resultaran heridos en un tiroteo ocurrido en el marco de una protesta de algunas decenas de personas frente al departamento de Policía de la ciudad.

"Lo que tenemos que hacer es asegurarnos de que los que no respetan al otro lado, los que recurren a la violencia, son marginados", afirmó el presidente.

El tiroteo de Ferguson se produjo tras la dimisión ese mismo día del jefe de Policía, Thomas Jackson, y otros dos altos cargos de la ciudad a raíz de las críticas del Departamento de Justicia por discriminación racial.

Ferguson es la ciudad donde en agosto pasado murió el joven negro Michael Brown a manos de un policía blanco, en un suceso que desencadenó una ola de disturbios raciales en Estados Unidos.

La renuncia de Jackson era una de las reclamaciones principales de las protestas de Ferguson tras la muerte del joven Brown en circunstancias aún por esclarecer.

Un informe del Departamento de Justicia publicado la semana pasada cuestiona las prácticas tanto de la Policía como de las autoridades y la Justicia de Ferguson.

La Corte Suprema de Misuri decidió este lunes transferir a un juez estatal los casos municipales de Ferguson para reformar el sistema y recuperar la confianza tras el negativo informe del Departamento de Justicia.

Esta decisión se adoptó tres días después de que el fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, dijera que el Departamento de Justicia utilizará su autoridad para reformar la Policía de Ferguson, que no descartó desmantelar por completo si fuera necesario.

En su informe, el departamento que dirige Holder acusa a la Policía de Ferguson de violar sistemáticamente los derechos civiles de la población negra, con detenciones sin motivo aparente y uso excesivo de la fuerza sobre todo contra esa comunidad.

La investigación federal reveló que en los últimos dos años los ciudadanos afroamericanos de la ciudad, que suponen el 67 % de la población, fueron objeto del 85 % de las detenciones de tráfico, el 93 % de los arrestos y el 88 % de los casos en los que la Policía empleó la fuerza.