WASHINGTON. Según un informe del Departamento de Justicia emitido hoy, los fiscales no hallaron que las acciones de Wilson, que disparó contra Brown, de 19 años, cuando este iba desarmado, constituyeran motivo para incriminarlo por la ley de derechos civiles.

"No hay pruebas en las que los fiscales puedan confiar para negar la creencia subjetiva declarada por Wilson de que temía por su seguridad", señala el informe, que respalda la versión del agente, que afirmó que actuó guiado por el miedo cuando disparó repetidamente contra el joven.

De esta forma, el Departamento de Justicia da carpetazo al caso sobre la presunta violación de los derechos civiles de Brown, abierto después de que el pasado 24 de noviembre un gran jurado decidiese también no imputar al agente.

Tras esa decisión, miles de personas salieron a las calles en todo el país y Ferguson revivió los disturbios raciales que durante dos semanas siguieron a la muerte de Brown, el 9 de agosto.

Un amigo que acompañaba al joven cuando se produjeron los hechos había afirmado que Brown en ningún momento agredió al agente y que, de hecho, levantó las manos para mostrar que iba desarmado.

La investigación de la Justicia concluye que Brown se acercó al coche patrulla y protagonizó un forcejeo con el agente, aunque el Departamento no pudo corroborar que Brown tratara de hacerse con el arma que portaba el agente, como afirmó Wilson.

Una de las razones que motivó la decisión de la Justicia es que la autopsia no reveló disparos en la espalda de Brown, de forma que las declaraciones de los testigos que afirmaban que se produjo un ataque por detrás resultan "inconsistentes" para el Departamento.

Según el informe, Brown se alejó algo más de 50 metros de Wilson para luego darse la vuelta y volver sobre el agente, que en ese momento le disparó.

Una vez que el gran jurado decidiese no presentar cargos por homicidio contra Wilson, el Departamento de Justicia informó de que continuaría sus investigaciones para determinar si el agente se guió por prejuicios raciales cuando disparó contra el joven.

El Departamento de Justicia presentó hoy las conclusiones de otro informe, en el que acusa a la Policía de Ferguson de discriminación racial y en el que destaca la detenciones sin motivo aparente y uso excesivo de la fuerza contra la comunidad afroamericana.

"La investigación ha encontrado una comunidad profundamente polarizada, y donde la profunda desconfianza y la hostilidad a menudo caracterizan las relaciones entre la Policía y los residentes del área", explicó en un comunicado el fiscal general, Eric Holder.

Según el informe, en los últimos dos años los ciudadanos afroamericanos de Ferguson, que suponen el 67 % de la población, fueron objeto del 85 % de las detenciones de tráfico, el 93 % de los arrestos y el 88 % de los casos en los que la policía empleó la fuerza.

El reporte se basa en la revisión de más de 35.000 documentos de la policía de Ferguson entre 2012 y 2014.

El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, consideró hoy en su rueda de prensa diaria que la "tragedia" de Ferguson ofrece la oportunidad de "pensar cómo actúan los agentes de policía y cómo hacen cumplir la ley".

La exoneración del agente "no cambia el hecho de que lo ocurrido en Ferguson es una tragedia y, pese a que hay diferentes visiones sobre lo que sucedió, tomamos la muerte de ese joven como una tragedia", destacó Earnest.

Desde la muerte de Michael Brown, la protesta racial que generó graves disturbios en Ferguson se extendió desde esa localidad de Misuri a más de 170 ciudades de todo el país, con especial intensidad en Nueva York, Washington y Los Ángeles.

Esta semana, el presidente de EE.UU., Barack Obama, urgió a la Policía a realizar "cambios" para recuperar la confianza perdida entre las comunidades de minorías, al recibir las recomendaciones de un grupo de trabajo creado tras los disturbios de Ferguson.