El primer ministro griego, Alexis Tsipras, se comprometió ayer a “poner fin de una vez por todas” a las políticas de austeridad de la Unión Europea y a negociar con firmeza un nuevo acuerdo para Grecia. “Grecia ya no aceptará más órdenes, especialmente órdenes recibidas por correo electrónico”, aseveró. En declaraciones realizadas en el Parlamento después de un recorrido por varias capitales europeas, Tsipras afirmó que su nuevo Gobierno no dará marcha atrás en sus promesas y que los votantes no se dejarán engañar de nuevo.

“Grecia ya no es el socio miserable que escucha las lecciones para hacer sus deberes. Grecia tiene su propia voz”, defendió Tsipras, que se impuso con contundencia en las elecciones del pasado 25 de enero. En una referencia la dura postura adoptada por el Banco Central Europeo y otros, el primer ministro ha subrayado que “no se puede chantajear a Grecia porque la democracia en Europa no puede ser chantajeada”.

Contactos y advertencias Tsipras y su ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, han mantenido una ronda de contactos por Europa para buscar apoyo de sus socios a su plan de conseguir un alivio de la deuda y acabar con las políticas de austeridad, pero hasta ahora han recibido poco más que advertencias en contra de no cumplir con los compromisos adquiridos en virtud del actual plan de rescate. “Ni siquiera hemos estado de acuerdo en estar en desacuerdo”, afirmó Varoufakis ayer jueves tras reunirse con su homólogo alemán, Wolfgang Schaeuble, contradiciendo con ello a su anfitrión.

Sin embargo, Tsipras aseguró en Atenas que no ha vuelto de su gira sin nada que mostrar. “En solo una semana hemos ganado aliados que no habíamos ganado en los últimos cinco años de crisis”, afirmó.

Por su parte Varufakis mostró ayer en Berlín su imagen menos relajada ante los medios de comunicación, sentado al lado de un Wolfgang Schäuble que, respetuoso, le dejó claro desde un primer momento que Alemania no va caminar por la senda que marque Atenas.

“We agree to disagree” (Estamos de acuerdo en que no estamos de acuerdo), dijo en el inglés usado por su interlocutor el titular de Finanzas germano, para mostrar las discrepancias entre los dos países y, aún así, su disposición a seguir escuchando y dialogando.

Según la versión de Varufakis, ni en eso hubo acuerdo, porque el objetivo no era alcanzarlo; ni pidió una quita para la deuda griega ni una renegociación de los plazos, sino que puso sobre la mesa la necesidad de dar a Grecia un “programa puente” que le permita respirar hasta mayo.

La decisión anunciada del Banco Central Europeo (BCE) de dejar de aceptar los bonos griegos como garantía en sus operaciones de refinanciación no alteró a primera hora de la mañana el rostro de Varufakis, quien salió sonriendo del coche que le llevó hasta el Ministerio de Finanzas alemán. La primera imagen de Varufakis y Wolfang Schäuble antes del encuentro la difundió el propio Ministerio de Finanzas alemán en su cuenta en Twitter.

Con traje oscuro, camisa azul y sin corbata el griego, y con atuendo clásico el alemán, la fotografía es casi simétrica: un sonriente Varufakis sentado junto a un sonriente Schäuble, en silla de ruedas desde que en 1991 un perturbado le disparara dos tiros en un mitin.

Tras un inusual retraso, para los usos alemanes, de 45 minutos sobre la hora prevista, ambos ministros llegaron a la sala de prensa del Ministerio, donde aguardaban decenas de periodistas alemanes y de corresponsales extranjeros expectantes ante el primer encuentro de un miembro del gobierno de Alexis Tsipras con un responsable del gabinete de Angela Merkel.

Tensión y respeto Fue una rueda de prensa tensa, pero respetuosa, en la que primaron la diplomacia y las buenas maneras, pero Varufakis, que leyó buena parte de su intervención inicial, no se prodigó esta vez en sonrisas, mientras Schäuble explicaba que hacer promesas electorales a costa de terceros no es realista y recordaba a Atenas que debe seguir negociando con las instituciones de la troika.

Tras esta cita, la siguiente parada de Varufakis en Berlín fue el Ministerio de Economía, encabezado por el líder del Partido Socialdemócrata alemán (SPD), Sigmar Gabriel. Aunque el tono fue más conciliador -es comprensible el rechazo de los ciudadanos griegos ante las difíciles reformas a las que se han visto abogados, dijo el ministro alemán-, Gabriel dejó claro que el gobierno de gran coalición de Merkel habla con una sola voz. “La culpa no está en la troika ni en la UE, sino en los gobiernos griegos anteriores, algunos presididos por conservadores y otros lamentablemente por socialdemócratas, que convirtieron el estado griego en un botín”, manifestó. - E.P./Efe