Bruselas - La primera visita de Alexis Tsipras, como primer ministro griego, ayer a Bruselas fue breve pero intensa. En poco más de tres horas se reunió con los tres presidentes de las instituciones europeas, Comisión, Consejo y Eurocámara, para trasladarles la voluntad del nuevo gobierno griego de encontrar una solución “viable” y “común” al problema de la deuda. Su tono conciliador se topó, sin embargo, con más frialdad de la esperada en este deshielo de relaciones. Pese a la efusividad con la que lo recibió Jean-Claude Juncker, el luxemburgués optó después por el silencio y eludió pronunciarse públicamente sobre la visita. Quien sí lo hizo fue Donald Tusk, a través de un comunicado, en el que augura negociaciones difíciles que deberán ir acompañadas de “esfuerzos decisivos” por parte de Grecia.

“Se que la historia de la UE es una historia de desacuerdos pero al final acaba en acuerdo. Tenemos la voluntad de trabajar en esa dirección. Nuestro objetivo es respetar la soberanía del pueblo de Grecia y el mandato de nuestros ciudadanos pero al mismo tiempo respetar las reglas de la UE. Queremos corregir el marco, no romperlo”, aseguró Tsipras. “No tenemos todavía un acuerdo pero vamos en la buena dirección. Soy muy optimista”, añadió tras entrevistarse con el socialista Martin Schulz el único dirigente europeo que lo arropó en el único encuentro organizado con la prensa. “Es un momento difícil. Todavía no tenemos las soluciones necesarias pero el primer ministro está buscando cooperación no la separación”, dijo Schulz.

Si bien el presidente del Ejecutivo comunitario no quiso valorar el encuentro aduciendo, según indicó su portavoz, un acuerdo entre Juncker y Tsipras para mantener el contacto de forma confidencial, si lo hizo el presidente de la UE. El polaco advirtió que las negociaciones sobre la deuda tienen un foro concreto, el Eurogrupo, que serán difíciles, y que exigirán cooperación y diálogo. Un claro aviso a Tsipras para que no monopolice la cumbre europea de jefes de Estado y de gobierno de la próxima semana y que, según fuentes diplomáticas, podría estar precedida el miércoles por una reunión extraordinaria del Eurogrupo.

Tsipras ya sabe que cuenta con las simpatías de Roma y París. De hecho, son las dos únicas capitales europeas, con la salvedad de Nicosia, que ha visitado en este periplo europeo que despedía ayer desde Francia tras entrevistarse con François Hollande. Un encuentro en el que pidió al dirigente socialista que ejerza un papel protagonista para reorientar económicamente a Europa. “Necesitamos un nuevo acuerdo para Europa, para regresar al crecimiento, reforzar el empleo y la cohesión social”, advirtió presentándose no como una amenaza para el continente sino como una oportunidad.