El semanario satírico Charlie Hebdo había sido amenazado por integristas por reproducir caricaturas de Mahoma publicadas originalmente por el periódico danés Jyllands-Posten en el 2005. Uno de los últimos ataques contra la revista tuvo lugar en 2013 cuando piratas informáticos saturaron su página web, probablemente a causa de la publicación de un suplemento especial con una biografía en cómic sobre Mahoma.
En septiembre de 2012, el semanario fue duramente criticado por publicar unas caricaturas de Mahoma, poco después de haberse producido diversos ataques a embajadas y consulados occidentales en países musulmanes por la difusión de un vídeo crítico con el islam. La publicación del semanario se agotó en los kioscos el miércoles 19 de septiembre de 2012, día de su salida, por lo que fue reeditada dos días más tarde.
Estos hechos tuvieron lugar un año después de que la redacción del semanario satírico francés fuera incendiada tras haber publicado otras viñetas del profeta.
Anteriormente, en 2006, tuvo problemas por reproducir las caricaturas de Mahoma. En una de esas viñetas, publicadas originalmente por el periódico danés Jyllands-Posten en septiembre de 2005, el profeta vestía un turbante-bomba con la mecha encendida. Las imágenes provocaron la ira de los islamistas radicales en varios países, y el periódico recibió amenazas y llegó a ser denunciado por injurias con base religiosa.
La publicación, que entonces dirigía Philippe Val, fue absuelta en primera y segunda instancia, al considerarse que las caricaturas de Charlie Hebdo no atacaban al islam sino a los integristas.
Semanario creado en 1992 El semanario, con una línea osada e irreverente, fue creado en 1992 por el escritor y periodista Francois Cavanna, fallecido el 29 de enero de 2014 a los 90 años de edad, a quien sucedió su discípulo, el dibujante Charb, que continuó con la línea considerada blasfema por los musulmanes y libertaria por el consejo editorial.
Entre las portadas que suscitaron la ira del islamismo radical figura una en la que aparece el profeta Mahoma en una silla de ruedas conducida por un rabino en la que dice: “No hay que mosquearse”, mientras que en la parte superior de la viñeta se lee: “intocables”. Charlie Hebdo, que ha llegado a publicar caricaturas de Mahoma desnudo, había sufrido el ataque más grave hasta ahora a principios de noviembre de 2011 cuando su redacción fue incendiada por publicar una serie de caricaturas del profeta Mahoma. Cuando la revista regresó a los kioscos insistió en su línea satírica con una portada en la que un musulmán y el dibujante se fundían en un beso homosexual bajo el titular: “el amor es más fuerte que el odio”. Ya en el interior del periódico, cargado de críticas tanto al integrismo musulmán como cristiano, el director de la publicación, Charb, reivindicaba en el editorial el derecho de los dibujantes y periodistas de Charlie Hebdo a bromear sobre lo que les plazca.
El director de la publicación satírica, Stéphane Charbonnier, Charb, era plenamente consciente del riesgo que corría, aunque no tenía intención de bajar la guardia, y hace dos años declaró preferir “morir de pie que vivir de rodillas”, en una entrevista con el diario Le Monde.
Nacido en 1971 en Conflans-Sainte-Honorine, al noroeste de París, vivía bajo protección policial desde 2011, cuando la sede del semanario fue incendiada tras la publicación de varias caricaturas de Mahoma.
Antes de tomar la dirección de Charlie Hebdo, que recientemente se había instalado en el distrito XI, en la proximidad de las plazas de la Bastilla y Republique, Charb había colaborado con L’Echo des savanes, Télérama, Fluide glacial y L’Humanité, órgano del Partido Comunista francés.
Forges. Dijo que “le preguntaría a cualquier terrorista de estos cómo es posible que hagan estas cosas. Pero a estos no se les puede preguntar nada porque lo primero que hacen es dispararte”. “Para nosotros esas viñetas no son una cosa ofensiva porque nuestra cultura y nuestra mentalidad es totalmente distinta”, ha afirmado Forges sobre las caricaturas de Mahoma publicadas por el semanario en 2005.
Peridis. Comentó que al sector del “humor gráfico” cualquier atentado les hace sentirse “apesadumbrados, condolidos y tristes” al creer que con el terrorismo “no se avanza”. Peridis apuntó que su profesión “no es más de riesgo que otras”, aunque matizó que cree que “los periodistas tienen más riesgo que los futbolistas”.
Gonzalo Boye (Mongolia). Calificó de “aberración” el ataque y ha advertido de que su publicación va a difundir las imágenes por las que sus compañeros han sido asesinados. A su juicio, “uno no puede amedrentarse ante estos hechos, sino que tiene que estar dispuesto a reflejar siempre la libertad de expresión”.
Mayte Quílez (El Jueves). Dijo que “no hay palabras” para condenar el atentado y opinó que el tema de la religión suscita miedos, porque si se toca se es irresponsable y si no se hace, cobarde. “Difícilmente se acierta”.
Quílez pidió serenidad e indicó que el consejo de redacción se encuentra en estado de shock por lo ocurrido, porque “nunca, a pesar de las amenazas” pensaron que “podría haber doce muertos en Charlie Hebdo”.
Manel Fontdevila. Los dibujantes de la revista digital mensual Orgulloysatisfacción, que dijeron sentirse “horrorizados y destrozados” por lo ocurrido. Uno de sus fundadores y viñetistas, Manel Fontdevila, reconoció estar “emocionalmente tocado” por la noticia, pero cree que ante un hecho de estas características no se pueden “quedar parados”.
Kurt Westergaard. El dibujante danés Kurt Westergaard, autor de una famosa caricatura de Mahoma con un turbante-bomba, mostró ayer su consternación por el atentado contra el semanario francés, mientras la redacción de ‘Jyllands-Posten’, que publicó su dibujo en 2005, reforzaba la seguridad de su sede. Westergaard calificó de “terrorífico” el ataque y afirmó que él y los dibujantes de ‘Charlie Hebdo’ tienen un destino común, en referencia al atentado que sufrió hace cuatro años.
Un somalí residente en Dinamarca entró a hachazos en su casa en Viby, al oeste del país.