ROMA. El pontífice recibió en la primera audiencia pública del año al rector de la mezquita Othman de Villeurbanne, Azzedine Gaci, al de la Gran Mezquita de Burdeos, Tareq Oubrou, al presidente de honor del Consejo Francés del Culto Musulmán (Cfcm), Mohammed Moussaoui, y al director del Instituto Al Ghazali de la Gran Mezquita de París, Djelloul Seddiki.
Oubrou invitó a movilizarse a "la mayoría silenciosa de los musulmanes" para que "salgan a las calles" porque "los musulmanes están traumatizados y presos de ignorantes que no pertenecen a la comunidad", según "Roma Sette", órgano del Vicariado de la capital italiana.
En referencia al atentado, sentenció que "nada justifica tal crimen, a sangre fría y por corazones de piedra" a los que no ha tocado la fe y con los que "no pueden ser vinculados ni Dios ni el Profeta".
Además, añadió que "no hay ningún elemento religioso" en un acto que denominó como "el resultado de la ignorancia, del ser iletrado, de la fascinación por el heroísmo y por los videojuegos, de la confusión entre lo real y lo virtual".
El Papa también conversó con el obispo de Evry-Corbeil-Essonnes y presidente del Consejo para las relaciones interreligiosas de la Conferencia de obispos de Francia, monseñor Michel Dubost, quien apostó por la confianza para lograr la amistad, la integración y la cohesión.
"La única respuesta es la mano extendida. Este tipo de atentado revela la anarquía. Cuando la única razón de vivir se convierte en la violencia, se ha perdido el sentido", aseguró Dubost, quien instó a los cristianos a "promover incluso más el sentido común, el vivir juntos, en comunidad", según recoge la revista.
El obispo insistió en que "la única respuesta contra la violencia y el terrorismo es la mano extendida, la confianza. Una palabra amistosa, de integración, de cohesión".