Bruselas - La Unión Europea y especialmente la eurozona entran en 2015 de nuevo con preocupación sobre el futuro político y económico de Grecia y con la misión de poner a andar el ambicioso plan de inversiones de 315.000 millones de euros con el que espera animar la renqueante economía europea. La Unión Europea cerró 2014 con propuestas y buenas intenciones para reactivar las inversiones y reforzar la confianza en la eurozona, pero es precisamente la confianza en la eurozona la que se ve de nuevo amenazada por uno de sus miembros, al que llevan ayudando años para que salga de un rescate que les ha costado unos 172.600 millones de euros.
La incertidumbre en torno a elecciones anticipadas convocadas en Grecia para el 25 de enero ha provocado que la troika, formada por el Fondo Monetario Internacional, la CE y el Banco Central Europeo, suspendiera los próximos desembolsos de ayuda y las negociaciones con Atenas hasta que haya un nuevo Gobierno. En la memoria de todos los países sigue presente el “flirteo” de Grecia con la salida del euro en 2011 con el anuncio de un referéndum sobre el plan de rescate del que después desistió y dos elecciones tensas en 2012.
Ahora, la posibilidad de que el partido izquierdista Syriza liderado por Alexis Tsipras salga vencedor en las elecciones vuelve a situar a la eurozona y a Grecia en un escenario similar, en el que se escucha de nuevo la palabra Grexit. Tanto la CE, en boca de su comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, como el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, han advertido a Atenas de que el futuro Gobierno debe cumplir los compromisos asumidos y que es para todos mejor que Grecia permanezca en la zona del euro, también para poder seguir beneficiándose de la solidaridad financiera de sus socios. Syriza ha prometido que acabará con las políticas de austeridad y que aplicará una política de inversiones que sirva para crear empleo y para el crecimiento de la economía. Los partidos de la coalición gubernamental saliente, la conservadora Nueva Democracia y el socialdemócrata Pasok, acusan a Syriza de políticas aventureras y prevén que si este partido gana las elecciones Grecia acabará saliendo del euro.
Miembros de las instituciones comunitarias recuerdan aún que en 2012 Tsipras abogó por abolir el memorando de entendimiento suscrito con la troika, renegociar el préstamo y decretar una moratoria del pago de la deuda y sus intereses. La diferencia con hace dos años, cuando se encontraba en el peor momento de la crisis de deuda, la eurozona está ahora mejor preparada para reaccionar a cualquier foco de inestabilidad o eventual contagio, porque ha creado “cortafuegos” a través de fondos de rescate e implantado mecanismos para gestionar mejor quiebras bancarias, entre otras medidas. Para el analista de Open Europe, Raoul Ruparel, la nueva crisis griega ha provocado “poco o ningún” efecto de contagio en otros países del euro, pero “como ha sido el caso a menudo, Grecia podría convertirse de nuevo en el escenario de prueba para la próxima ronda de políticas anticrisis de la eurozona”.