Los disturbios se produjeron en el barrio ateniense de Exarjia, donde murió Grigorópulos, después de una manifestación a la que asistieron unas 5.000 personas según la Policía.

los últimos datos policiales cifran en 211 las personas que fueron llevadas a comisaría, entre ellas algunos periodistas.

Los manifestantes montaron barricadas con contenedores a los que prendieron fuego y lanzaron cócteles molotov y bengalas a los agentes antidisturbios, que respondieron con abundantes gases lacrimógenos, granadas aturdidoras y vehículos especiales que lanzaban agua.

La batalla se extendió por las estrechas calles de este barrio conocido por su militancia anarquista e izquierdista con continuos enfrentamientos con las fuerzas del orden.

Agentes antidisturbios rodearon el barrio y hacían incursiones en él, mientras los manifestantes trataban de evitarlos lanzándoles cócteles molotov, piedras y cohetes.

También se vivieron enfrentamientos en otras ciudades del país como Salónica, Volos, Patras, y en menor medida en Janiá y Heraclion, en la isla de Creta.

El asesinato de este joven en 2008 desembocó en una revuelta juvenil sin precedentes en Grecia, de una gran violencia y que se prolongó durante tres semanas.