jerusalén - El Gobierno israelí ha negado el acceso al país a los miembros de la comisión de la ONU que debe investigar las acusaciones de crímenes de guerra en la pasada ofensiva militar contra Gaza. “Dado que la Comisión no es una comisión investigadora sino una comisión que, de antemano, ya ha sacado sus conclusiones (...) se ha decidido no colaborar con ella”, afirmó el Ministerio de Exteriores en un comunicado difundido en las últimas horas. En la nota, en la que se precisa que se ha denegado el permiso de entrada, se añade que el único objetivo de la comisión es “aparentar” una investigación “antes de publicar sus conclusiones”.

La Comisión, encabezada por el experto canadiense en derecho internacional William Schabas, fue constituida por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU tras la guerra en Gaza, el pasado agosto, en la que murieron 2.200 palestinos y 70 israelíes. Sus miembros, que se encuentran en estos momentos en Jordania, pidieron hace unos días la autorización de Israel para entrar en su territorio y dirigirse a la Franja de Gaza, aunque el Ministerio de Exteriores les notificó que no les permitiría el acceso.

Fuentes diplomáticas israelíes citadas por el diario Yediot Aharonot afirman que Schabas tiene fuerte posturas anti-israelíes y que ya en 2013 declaró que “su aspiración era llevar a (primer ministro israelí, Benjamin) Netanyahu ante una corte internacional”, lo que a su juicio le invalida ahora como investigador.

Schabas, según esas fuentes, también defendió hace unos años al presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, al considerar que sus llamamientos a “borrar a Israel del mapa” no son una instigación al genocidio sino una mera “postura política”.

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU resolvió la creación de la comisión en julio pasado, antes incluso de que concluyera la guerra, con el mandato de investigar si los bombardeos y ataques de las Fuerzas Armadas israelíes en Gaza constituyeron crímenes de guerra.

En la guerra, que se extendió del 13 de junio al 26 de agosto, resultaron también heridos más de 11.000 palestinos, mientras que cerca de 50.000 viviendas fueron totalmente destruidas o sufrieron graves daños en los bombardeos israelíes, los que generó el desplazamiento de unas 100.000 personas. El Gobierno israelí se queja desde entonces de que el Consejo, al que acusa de estar “obsesionado” con Israel por el alto número de resoluciones que ha emitido en su contra desde su creación en 2006, no ha dado el mandato de investigar a Hamás por los más de 5.000 cohetes que las milicias dispararon desde la Franja. Aunque oficialmente Israel boicotea a la comisión, algunos medios locales informaron hace semanas de que se le hará llegar material relevante para la investigación de forma indirecta. Tras la negativa israelí, los miembros de la comisión tienen aún la posibilidad de desplazarse a Egipto para cruzar a la Franja por su frontera sur. En el caso de que ese país árabe no lo autorizase tampoco, debido a sus delicadas relaciones con el movimiento islamista Hamás, deberán recopilar la información a distancia o a través de testigos.

el enfado del ejercito El jefe del Ejército israelí, general Beny Gantz, ha acusado a los responsables de los servicios de Inteligencia de no prever los movimientos del grupo islamista Hamás que precipitaron la ofensiva militar israelí en la Franja de Gaza, en julio y agosto pasados.

En una carta de la que da cuenta ayer la edición electrónica del diario Haaretz, Gantz se quejó al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de la falta de confianza en el jefe del servicio de inteligencia interior (Shin Bet), Yoram Cohen.

En el centro de las disputas se cruzan las acusaciones sobre si el jefe de la inteligencia advirtió debidamente al Ejército de que Hamás se preparaba para la posibilidad de un conflicto bélico, además de la información que se facilitó una vez que se puso en marcha la operación militar israelí, conocida como Margen protector y en la que murieron unos 2.100 palestinos y alrededor de 70 israelíes.

El enfrentamiento verbal entre ambos responsables estalló en la primera reunión del gabinete de seguridad tras concluir la ofensiva, el pasado 26 de agosto, señala Haaretz. La carta se considera un hecho extremadamente inusual y se interpreta como prueba de la profunda brecha de desconfianza que se ha abierto entre los responsables de dos organismos vitales para la seguridad y defensa de Israel, señala el diario.

La crisis abierta ha amenazado incluso con perjudicar la cooperación entre esos aparatos en momentos de especial tensión en Cisjordania y Jerusalén Este, cuando los expertos temen el resurgimiento de una nueva intifada palestina.

Funcionarios del Shin Bet han asegurado que pese a la disensión cooperan con las Fuerzas Armadas a diario y que se producen reuniones con asiduidad en Cisjordania destinadas a impedir nuevos ataques contra objetivos israelíes.

En un comunicado difundido esta tarde por su oficina, el primer ministro israelí afirmó: “Todos tenemos la responsabilidad nacional con la seguridad del estado de Israel y debemos seguir cooperando plenamente para garantizar la seguridad de los ciudadanos de Israel”.

200 nuevas viviendas de colonos La víspera del veto a los funcionarios de la ONU, las autoridades israelíes habían aprobado de forma preliminar la construcción de 200 nuevas viviendas en un barrio judío de Jerusalén Este, en un momento de especial tensión en la ciudad y que podría enardecer los ánimos entre los palestinos. La portavoz del Ayuntamiento de Jerusalén, Brachie Sprung, dijo que la medida fue aprobada por el comité planificador del consistorio, que ha dado luz verde para que se edifiquen las viviendas en el barrio de Ramot. La funcionaria israelí precisó que la autorización es preliminar, aludiendo al hecho de que se trata de un estadio temprano y que su construcción podría prolongarse varios años.

Sprung añadió que el mismo comité aprobó la construcción adicional de 174 viviendas en barrios árabes de la ciudad, que no especificó.

Israel considera por ley Jerusalén su capital “eterna e indivisible” desde los años 80 y más recientemente del “pueblo judío”, si bien la comunidad internacional no la reconoce como tal pues la parte oriental es territorio ocupado desde la Guerra de los seis días, de 1967 y los palestinos la reclaman como la capital de su futuro Estado. - Efe