Uagadugú - El Ejército intenta retener el poder en Burkina Faso mientras la oposición política, la sociedad civil y organizaciones internacionales reclaman una transición guiada por un líder civil, tras la dimisión el pasado viernes del presidente del país durante los últimos veintisiete años, Blaise Compaoré. La confusión sigue empañando el camino que debe guiar hacia unas elecciones democráticas al país africano, donde la oposición continúa enredada en la elección de un líder claro que arrebate la presidencia al actual jefe de Estado, el teniente coronel Isaac Zida, proclamado el sábado por el Ejército.
Zida era el número dos de la guardia del dimisionario Campaoré, cuyos soldados tomaron en la tarde de ayer el control de la radiotelevisión estatal, la RTB, para vetar la entrada a un grupo de simpatizantes de la oposición. Los militares llegaron a lanzar tiros al aire para dispersar al grupo de manifestantes que acompañaba a la líder del Partido por la Democracia y el Cambio (PDC), Sarah Sérémé, a la sede de la RTB, donde la dirigente pretendía autoproclamarse presidenta interina. El incidente, que se saldó sin heridos, siguió a las amenazas de los simpatizantes de Sérémé de destrozar las instalaciones, cuyas emisiones, de todas formas, permanecían interrumpidas desde hace días por las violentas turbas que forzaron la dimisión de Comparé.
Otras formaciones de la oposición se apresuraron a desmentir el respaldo al nombramiento de la líder del PDC: “No hemos designado a nadie para dirigir la transición. Es la Corte Constitucional la que puede hacerlo al constatar el vacío de poder o una decisión colectiva de la oposición”, explicó el diputado Ablasse Ouedraogo. En esa línea, el jefe de la oposición, Zéphirin Diabre, aclaró que ni Sérémé ni ningún otro dirigente político había sido elegido por el bloque opositor para presidir la transición.
Durante la jornada, los soldados también desplegaron vehículos militares en la ciudad y obligaron a desalojar las protestas convocadas por la oposición en la Plaza de la Nación, epicentro de las manifestaciones masivas que culminaron con el exilio de Compaoré y el ascenso al poder de los militares - Efe