MADRID. Las protestas han estado encabezadas por la comunidad kurda, mayoritaria en Kobani, y han sido respondidas por parte de las fuerzas de seguridad con gases lacrimógenos, cañones de agua y fuego real, en base a estas informaciones.
Asimismo, presuntos miembros del grupo islamista radical Hezbolá, conocido por ayudar al Estado en la tortura y asesinato de activistas kurdos en los años noventa, se han enfrentado con manifestantes en Diyarbakir, matando a dos personas.
Un ataque posterior contra un edificio perteneciente a esta formación se ha saldado con la muerte de tres personas, tal y como ha recogido la agencia turca de noticias Firat.
Por otra parte, miembros del Partido Causa Libre, vinculado a Hezbolá, han abierto fuego contra manifestantes en la localidad de Dargeçit, ubicada en la provincia de Mardin, matando a dos personas.
Las autoridades han declarado el toque de queda en Mardin, así como en la localidad de Ercis, ubicada en la provincia de Ban, y en la localidad de Kurtulan, ubicada en la provincia de Siirt, según ha informado la agencia turca de noticias Dogan. A última hora de la jornada, los gobernadores de Diyarbakir y Batman han declarado igualmente el toque de queda.
El ministro del Interior, Efkan Ala, ha llamado al fin de las protestas subrayando que "la violencia no es la solución". La violencia, en su opinión, sólo genera "represalias", y ha pedido el fin "inmediato" de esta "actitud irracional".
Los combatientes del grupo extremista suní Estado Islámico han avanzado hacia el suroeste de Kobani, lo que ha aumentado la presión sobre Ankara para intervenir en el conflicto. Las tres semanas de asalto se han cobrado más de 400 vidas, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
Turquía, miembro de la OTAN, ha acogido a más de 180.000 refugiados que huyeron de Kobani, pero se ha negado a unirse a la campaña estadounidense contra la milicia islamista. Ankara defiende que la acción también debería tener como objetivo el derrocamiento del régimen del presidente sirio, Bashar al Assad.
INACCION
Los políticos kurdos, parte del frágil proceso de paz de Turquía con el líder encarcelado del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) para poner fin a tres décadas de insurgencia, han criticado a Turquía por su falta de acción. Ankara, por su parte, ha rechazado las acusaciones.
El viceprimer ministro turco, Yalcin Akdogan, ha defendido en su cuenta de Twitter la actuación del Gobierno. "Es una gran mentira que Turquía no esté haciendo nada en Kobani", ha publicado en un comentario. "Turquía está haciendo todo lo que puede hacerse en aspectos humanitarios", ha añadido.
Akdogan también ha acusado al prokurdo Partido Democrático del Pueblo (HDP) de adoptar una "manera irresponsable de conducir las políticas" y ha calificado las protestas como "una gran injusticia contra los esfuerzos de Turquía".
El partido kurdo ha publicado un comunicado en el que afirma que "la situación en Kobani es extremadamente crítica". "Pedimos a nuestra gente que salga a las calles, o que apoyen a aquellos que han salido, para protestar contra los ataques del Estado Islámico y la actitud del Gobierno del AKP ante Kobani", ha señalado. Esta minoría responsabiliza a Ankara del avance del Estado Islámico y su aumento de poder.
La creciente posibilidad de la caída de Kobani también ha provocado protestas en otras ciudades europeas como Bruselas y Ginebra, donde se han visto decenas de banderas del PKK.
Los analistas sostienen que la creciente indignación en la comunidad kurda y las violentas protestas podrían arruinar el convulso proceso de paz de Turquía. Akdogan ha asegurado que no tolerará esta violencia.
"Es irresponsable crear vulnerabilidades en el proceso de paz utilizando acontecimientos que tienen lugar fuera de Turquía y en los que el país no está directamente implicado", ha remachado.