Londres - La batalla que las milicias kurdas y los yihadistas libran desde hace dos semanas por el control de la ciudad siria de Kobani, en la frontera con Turquía, se ha convertido en una de las más duras para frenar la extensión del califato autoproclamado por el Estado Islámico (EI). Esta estratégica localidad kurda, con un censo oficial sirio en 2004 de 45.000 habitantes, aunque los desplazados por la guerra han llegado a multiplicar por diez su población, se ha convertido en el eje de la ofensiva lanzada por el EI el pasado 16 de septiembre.
Desde entonces, los yihadistas mantienen asediada Kobani y sus alrededores, de donde han huido más de 150.000 personas y cuya toma permitiría al EI unir amplios territorios conquistados a ambos lados de la zona. Pese a estar cercados por el sur, este y oeste, los combatientes de las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG) sirias oponen una feroz resistencia desde el norte, junto a la frontera turca, y en los últimos días se han llevado a cabo bombardeos por parte de Estados Unidos y sus aliados.
Habitada mayoritariamente por kurdos, pero también por árabes, turcomanos y armenios, Kobani (su nombre en kurdo o Ayn Al Arab, en árabe) integraba la región de Alepo con el régimen sirio, aunque desde 2012 está bajo el control del YPG, que ha establecido una autonomía kurda. El destino de Kobani, una ciudad histórica llena de vestigios monumentales que datan de la civilización asiria y de la época de los arameos, puede marcar el futuro de la lucha contra el EI, que ya en otras ocasiones ha intentado conquistarla, como en julio pasado, aunque los kurdos han logrado controlarla hasta ahora.
La resistencia kurda la convirtió en una especie de “oasis” para los desplazados internos de la guerra siria y la población llegó hasta el millón de habitantes, incluyendo la ciudad, los 384 pueblos que la rodean y varios subdistritos, según Etana. Su importancia estratégica ha llevado al EI a volver a lanzar un ataque, esta vez una gran ofensiva, para conquistarla a sabiendas de que los bombardeos de la coalición liderada por Estados Unidos en la zona eran una cuestión de días.
Tres frentes En Irak, mientras, las tropas kurdas peshmergas iniciaron una ofensiva contra el grupo Estado Islámico (EI) en tres importantes frentes del norte de Irak, en un nuevo impulso en su lucha por recuperar terreno en manos de los yihadistas. El portavoz peshmerga, Helgurd Hikmet, explicó que las tropas de la región autónoma del Kurdistán iraquí lograron avances en la zona de Rabia, 513 km al noroeste de Bagdad, donde han recuperado el control de varias aldeas.
Esta localidad, ubicada en la provincia septentrional de Nínive, se encuentra cerca del puesto fronterizo bautizado con el mismo nombre entre Siria y Irak, a 114 km al noroeste de Mosul, capital de la región. En esos combates contra el EI, los peshmergas estuvieron apoyados por las fuerzas kurdas sirias, según informó esta milicia en un comunicado. Agregó que las fuerzas kurdas sirias irrumpieron en Rabia desde el norte y consiguieron tomar el control de uno de sus barrios y varios sitios estratégicos en su periferia.
En estos avances se usó armamento pesado, que estuvo apoyado por ofensivas aéreas de la coalición internacional que lucha contra el EI en la zona. Asimismo, los peshmergas tomaron la iniciativa con ataques a la población de Zamar, ubicada en Nínive y situada a 75 km al noroeste de Mosul. También, las fuerzas kurdas iraquíes lanzaron un ataque para recuperar el municipio de Daquq, situado en la provincia de Kirkuk, a 56 km al sur de la ciudad homónima, capital de esta provincia petrolera.