Edimburgo - A un mes del referéndum, independentistas y unionistas acometen los últimos 30 días de campaña con más ímpetu que nunca. Todavía queda todo por decidir y, por eso, ayer, tanto el ministro principal, Alex Salmond, como el laborista, Douglas Alexander, se dirigieron a sus votantes, y sobre todo a los indecisos, para intentar llevarse la victoria el próximo 18 de septiembre. El nacionalista se comprometió a mantener un sistema de salud público frente a las privatizaciones inglesas mientras que el unionista hizo un llamamiento a la “mayoría silenciosa” para que voten por el no.
Salmond se desplazó hasta la icónica Abadía de Arbroath. Allí, en 1320, se firmó la declaración de Arbroath en el que los escoceses proclamaban su independencia de los ingleses. El nacionalista utilizó el simbolismo del lugar para anunciar una “nueva declaración” en la que se comprometió a “proteger un sistema de salud público basado en el potencial de los escoceses que pude ser liberado tras la separación”.
Los nacionalistas han puesto en el ojo del huracán de la campaña a la sanidad del país al insistir en que es la independencia es la mejor manera de evitar las privatizaciones que se vienen dando al sur de la frontera. De hecho, en Inglaterra el 6% del presupuesto del departamento de sanidad va a parar a empresas privadas mientras que en Escocia la cantidad tan solo afecta al 0,8%. En esta línea, Salmond recalcó que “aunque la oportunidad no es única, sí que es un momento precioso para arrebatar el poder a la élite de Westminster y dárselo al pueblo escocés”.
El ministro principal también aprovechó la ocasión para señalar que, además poder proteger la sanidad escocesa, la independencia podría proporcionar también otras ventajas. De esta forma, resaltó la oportunidad para que “los jóvenes se queden en el país y construyan su futuro aquí”. El jefe del Ejecutivo nacionalista también señaló que, tras la separación, se podría “crear una Escocia más justa acabando con el asalto a los más vulnerables y la justicia que ha incrementado los bancos de alimentos”.
Por otro lado, Salmond utilizó la ocasión para referirse a la moneda que podría utilizar el país. Admitió que mantener la libra de manera unilateral y sin el apoyo del Banco de Inglaterra es “una opción viable” pero se mostró partidario de crear “una unión formal” con el resto de Reino Unido.
Mayoría silenciosa Éste es uno de los grandes argumentos de los unionistas y su portavoz, Douglas Alexander, no lo quiso dejar pasar. El laborista respondió a las palabras de Salmond asegurando que “los escoceses no quieren una nueva declaración de Arbroath, sino respuestas claras en torno a la moneda o la Unión Europea”.
Desde Glasgow, subrayó que “no se han respondido las cuestiones básicas” y se dirigió a la “mayoría silenciosa” para que el próximo mes acudan a las urnas y voten a favor de mantener el statu quo actual. En esta línea, Alexander señaló que “el mayor reto” para los unionistas pasa por “convertir el apoyo mayoritario en el voto mayoritario”. Y es que con un país en cuyas elecciones toma parte un 30% de la población, muchos serán los que acudan a las urnas por primera vez.
El político laborista se mostró seguro y recalcó que “en la campaña más larga de la historia británica” la opinión pública “ha cambiado poco” a lo largo de los últimos dos años. El unionista añadió que “empezamos representando a la mayoría de escoceses y ahora, entrando en el último mes de campaña, seguimos representando esa mayoría”. En esta línea, mandó un mensaje directo a sus seguidores. Alexander declaró que “si lo quieres, hay que votar por ello”.
Mientras, distintas empresas publicaron ayer el resultado de las últimas encuestas llevadas a cabo. Aunque con diferentes porcentajes, todas coinciden en dos grandes aspectos. Por un lado, los contrarios a la independencia siguen siendo mayoría pero el sí recorta distancias a pasos agigantados. Los indecisos se mantienen como el principal grupo que podría decantar la balanza a uno u otro lado por lo que serán, también, el objetivo número uno de ambas campañas.
Por otro lado, lo que dejan entrever todos los sondeos es que la gran mayoría de escoceses se muestran partidarios de mantener la libra tras la separación. Una tendencia que podría incrementar los votos favorables a la separación si se extiende la sensación de que Londres intenta imponer a Escocia sus propias condiciones.