parís - El primer ministro francés, Manuel Valls, descartó ayer la organización de un referéndum para la reforma del mapa regional, que pretende reducir su número de 22 a un total de 14, porque a su juicio se convertiría en un plebiscito sobre el presidente francés, François Hollande. "Se contestaría a otra cosa", y en particular se convertiría en un plebiscito sobre Hollande -que es el jefe del Estado más impopular de la V República-, señaló en una entrevista radio-televisada a RMC y BFM TV Valls, a la pregunta de por qué no se consulta con los franceses. A su juicio, "en un tema tan complicado, (con un referéndum) "se unirían todos los contrarios", a la vista de las diferentes posiciones que se empiezan a ver en el seno de la oposición y de la mayoría que apoya al Gobierno de Hollande.

Cabe destacar que el primer ministro socialista, que avanzó que el proyecto de ley de la reforma del mapa regional se adoptará en Consejo de Ministros el próximo día 18 para su tramitación en el Senado y en la Asamblea Nacional en julio, defendió que el lugar de debate sea el Parlamento.

"Corresponde al presidente, con el Parlamento, señalar el interés general", argumentó Valls, tras haber reconocido que es una reforma "difícil" de la que se habla desde hace años y que habían planteado otros gobiernos anteriormente sin materializarla.

El objetivo -explicó- es "tener regiones más fuertes en el terreno económico", pero partiendo del principio de que "debe preservar la unidad del país, la unidad de la nación, la unidad de la República".

evoluciones Valls admitió que en el texto del Ejecutivo "puede haber evoluciones. Lo esencial es reducir el número de regiones para hacerlas más fuertes y competitivas", entre otras cosas con la transferencia de competencias que actualmente son de los consejos generales, que desaparecerán.

Por otro lado, el primer ministro se esforzó en desmentir su rivalidad con Hollande "no voy a añadir desorden" y aseguró que se completará el mandato de cinco años del jefe del Estado, pese a su impopularidad. "Evidentemente que va a aguantar este quinquenio", afirmó.

Como prueba de su impopularidad, más de mil personas procedentes de diversas regiones se reunieron ayer en París para reivindicar una mejora en el poder adquisitivo de los pensionistas y expresar su desacuerdo con las políticas de austeridad. - Efe