Dublín - El presidente del Sinn Féin, Gerry Adams, es el rostro más conocido del proceso de paz norirlandés y una figura que aún genera rencor entre los unionistas, que atentaron contra su vida en 1984. Admirado por sus seguidores, es una figura enigmática, pero trascendental, cuya influencia y carisma ayudaron a conseguir la firma del histórico acuerdo del Viernes Santo, en Belfast el 10 de abril de 1998 tras unas maratonianas negociaciones. Nacido en Belfast el 6 de octubre de 1952 en una familia republicana.
Como muchos de sus correligionarios durante años difíciles del conflicto en la década de los 70, Adams fue "internado" por las autoridades británicas sin derecho a juicio en 1972. Ese año, cuando tenía tan solo 24 años, las autoridades británicas ya le consideraban importante, por lo que decidieron liberarle y permitirle que acompañase a una delegación negociadora del IRA con las autoridades de Londres. Tras el fracaso de esas conversaciones, las fuerzas de seguridad aseguran que inició una carrera meteórica que le llevó a ocupar puestos de responsabilidad en el IRA.
Durante las famosas huelgas de hambre de principios de los años 80, como la de Bobby Sands, que murió en prisión, Gerry Adams reconoció también la valía de las urnas para la causa. Así, en 1983, Adams consiguió un escaño en Westminster, que nunca llegó a ocupar para no prestar juramento de lealtad a la corona británica.
Pero su victoria parlamentaria supuso un gran impulso para la nueva estrategia. - Efe