Pekín. Un día después de anunciar las mayores reformas políticas y sociales en décadas, el presidente chino, Xi Jinping, aseguró ayer que "la reforma y la apertura decidirán el destino" del país. "Son también claves para alcanzar el sueño del rejuvenecimiento nacional", señaló Xi, al explicar las medidas adoptadas tras el Plenario del Comité Central del XVIII Congreso del Partido Comunista de China (PCCh)

El mandatario chino consideró, además, que las reformas y los esfuerzos de apertura han cambiado profundamente la imagen de China, de su gente, del partido, y han permitido que el país se convierta en un integrante significativo de la comunidad internacional. Xi explicó que, en abril pasado, el Buró Político del PCCh decidió que la "reforma" sería el tema del Plenario y que desde entonces un grupo, liderado por él, trabajó en un borrador con opiniones del interior del partido y otras organizaciones.

Durante la elaboración del borrador, quedó claro que era "una misión estratégica" llevar a cabo "reformas profundas y comprensivas" y que en 2020 se habrán logrado "resultados decisivos en sectores clave". A excepción de reformas profundas -continuó Xi- no hay otra manera de superar los riesgos y retos y mostrar las ventajas del socialismo con características chinas. "Es imposible impulsar reformas sin riesgos o cambios en las actuales instituciones", señaló.

Por otro lado, el mandatario chino enfatizó en que la reforma económica es la clave de todo el motor de reforma del país y que la adecuada relación entre el mercado y el Gobierno continúa siendo el núcleo de la reforma económica. "China tiene que seguir las leyes básicas de la economía de mercado y trabajar en los problemas que existen bajo un sistema de mercado en vías de desarrollo, excesiva intervención gubernamental y una débil supervisión del mercado", subrayó. Aunque aclaró que permitir que el mercado decida, no significa dejar que decida todo: "la economía de mercado socialista necesita del mercado y del Gobierno, pero en diferentes roles", acotó.

Desde el año 1978, el Plenario del Comité Central del Partido Comunista de China ha sido la mayor referencia de los ciudadanos del gigante asiático para comprender las políticas y prioridades de sus líderes y para orientar el trabajo del Gobierno en los siguientes cinco o diez años. En 1978, el PCCh marcó un hito al cambiar el rumbo de la economía del país adoptando políticas de apertura y reforma durante el Plenario del Undécimo Congreso del partido chino.

Profundas reformas Ahora, la formación ha emprendido las mayores en décadas, que incluyen desde la abolición de los campos de reeducación a la relajación de la política del hijo único o una mayor liberalización de la banca. Tres días después de terminado el plenario del PCCh, día en el que emitió un vago comunicado que despistó a los observadores, la agencia Xinhua desveló el viernes las ambiciosas reformas, que también prometen una reducción de la aplicación de la pena de muerte o relajación en los límites a la emigración rural a la ciudad.

En el caso de la abolición de los campos de trabajo y la reducción de la pena de muerte, el documento del PCCh asegura que son pasos adelante para "mejorar la protección de los derechos humanos" y también los sistemas de corrección, castigo y reinserción de delincuentes. La comunidad internacional y organizaciones de derechos humanos han criticado durante décadas al Gobierno chino por la imposición de trabajos forzados, el extendido uso de la pena de muerte o los abusos en la política del hijo único (abortos y esterilizaciones forzosas). China es el país del mundo donde más ejecuciones se dictan (unas 3.000 anuales según Amnistía Internacional, porque el Gobierno chino no ofrece datos oficiales).

En lo que respecta a la ley del hijo único, iniciada a finales de los 70 y principios de los 80 para frenar la superpoblación de China, el Partido Comunista promete que el país relajará esa política "autorizando a tener dos hijos" si uno de los cónyuges no tiene hermanos, lo que podría afectar a millones de parejas. En todo caso, el gigante asiático mantendrá "la política básica de planificación familiar", señala el comunicado, que también habla de ajustes graduales en esa la polémica ley del "hijo único". Otro aspecto muy criticado al régimen comunista de China, la censura (especialmente en internet), no parece, sin embargo, que experimentará grandes cambios.