Bruselas. Mohamed Abdi Hassan, alias Afweyne o Boca grande y considerado el rey de la piratería en Somalia, pensaba que iba a convertirse en el experto-estrella de un documental sobre la piratería marítima, que su extensa experiencia iba a servir de ejemplo en la realización de una película. Tras meses y meses de intensas negociaciones, mordió el anzuelo urdido con paciencia por la policía federal belga y accedió a desplazarse a Bélgica para firmar el contrato del supuesto film. El sábado, junto con su hombre de confianza y antiguo gobernador de la provincia de l'Himan y Heeb, Mohamed M. Aden, alias Tiiceey, descubrió que todo era una trampa de las fuerzas de seguridad belgas al ser arrestado nada más aterrizar en el aeropuerto de Bruselas. Ambos están imputados por el desvío y secuestro del buque belga Pompeya así como de pertenencia a organización criminal y están detenidos preventivamente en la prisión de Brujas.

Según recordó ayer el fiscal federal, Johan Delmulle, el Pompeya fue atacado el 19 abril de 2009 en pleno océano Índico, lejos de la costa somalí. Decenas de piratas abordaron el barco, lo tomaron por la fuerza y mantuvieron secuestrados durante 70 días a los nueve oficiales del buque, entre ellos dos belgas y un irlandés, en circunstancias que calificó de "inhumanas". El buque fue finalmente liberado tras un rescate estimado por la prensa belga en 2 millones de euros y aunque dos de los piratas ya fueron condenados a nueve y diez años de prisión respectivamente, en 2012 y 2011, la fiscalía decidió lanzarse con el apoyo del servicio de inteligencia belga en persecución de todos los responsables.

encontrar a los dirigentes "La fiscalía nunca ocultó su intención de no limitar su instrucción a la búsqueda y la persecución de los ejecutores. También queríamos encontrar a los dirigentes financiaban y organizaban las operaciones", relató ayer Delmulle. Y es en este contexto en el que tuvo lugar el pasado sábado el arresto de Afweyne, considerado por la ONU como uno de los piratas más activos de la costa somalí y responsable del secuestro de un carguero ucraniano en 2008 y un superpetrolero de Arabia Saudí liberados en 2009 tras rescates multimillonarios.

El fiscal destacó la dificultad de la operación debido a la desconfianza de Boca grande y a que viajaba poco. "Por eso, las unidades especiales de la policía elaboraron una operación de infiltración", con vistas a hacerle salir de su madriguera en Somalia. Se le acercaron a través de Tiiceey y le convencieron para que les asesorara en una película sobre piratería que "debía reflejar su vida de pirata". Tras meses de negociaciones los dos hombres mordieron el anzuelo.