washington. El Gobierno estadounidense se responsabilizó ayer de las dos acciones antiterroristas llevadas a cabo en las últimas horas, con éxito dispar, en Libia y Somalia, y advirtió de que no cejará en la persecución de responsables de matanzas. El presidente Barack Obama trasladó esta semana la guerra de Estados Unidos contra el terrorismo del sur de Asia al nordeste de África con la captura en Libia de un jefe de Al Qaeda y el ataque en Somalia contra un cabecilla del Al Shabab.
"Esperamos que esto deje claro que Estados Unidos jamás cesará en su esfuerzo por hacer que rindan cuentas quienes conducen actos de terrorismo", dijo el secretario de Estado, John Kerry, quien se encuentra en Bali (Indonesia) para una cumbre económica. "Los miembros de Al Qaeda y otras organizaciones terroristas, literalmente, pueden escabullirse pero no pueden esconderse", advirtió Kerry.
El Destacamento 6 de las fuerzas especiales SEAL de la Marina de Guerra -la misma unidad que en 2011 localizó y mató al jefe de Al Qaeda, Osama bin Laden, en Abotabad (Pakistán)- asaltó antes del amanecer del sábado una residencia, 240 kilómetros al sur de Mogadiscio, según confirmaron fuentes militares. Aparentemente el objetivo era la captura o muerte de Mukhtar Abu Zubeyr, conocido también como Ahmed Godane, jefe del grupo islamista Al Shabab y quien había asumido la responsabilidad por el ataque el mes pasado en el centro comercial Westgate de Nairobi (Kenia) que dejó decenas de muertos.
Horas después, un destacamento de fuerzas especiales Delta, del Ejército de EEUU, con apoyo de la CIA y el FBI, capturó en Trípoli (Libia) a Nazih al Raghie, alias Abu Anas al Libi, requerido por la justicia estadounidense desde hace casi quince años. Según EEUU, Al Libi planificó los ataques terroristas en 1998 contra las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania que dejaron cientos de personas muertas y heridas. El Pentágono confirmó la captura de Al Libi e indicó que "se encuentra detenido, legalmente, en un sitio seguro fuera de Libia".
trípoli habla de "secuestro" El Gobierno libio, por su lado, afirmó que no tuvo aviso de la operación que calificó de "secuestro" y pidió explicaciones a Washington por la entrada en su territorio sin autorización. Mientras, el Departamento de Defensa no dio detalles sobre la incursión en Somalia donde, según diversas fuentes militares, los soldados SEAL encontraron más resistencia de la esperada y después de un enfrentamiento de unos quince a veinte minutos se retiraron al mar por donde habían llegado.
De los diversos informantes que citaban ayer los medios estadounidenses se desprende que los soldados SEAL se aproximaron a la costa de Somalia embarcados en un buque mercante y desde allí llegaron a la playa de Baraawe en lanchas rápidas.
El intento de aproximación subrepticia a la residencia del cabecilla de Al Shabab aparentemente falló y los soldados SEAL abandonaron el intento, dejando en el lugar algunos pertrechos que después Al Shabab exhibió en fotografías a través de internet.
Los informantes estadounidenses señalaron que los SEAL causaron bajas a los militantes de Al Shabab, pero se retiraron a fin de evitar heridas o muertos entre la población civil en el lugar. En un mensaje radiodifundido, un portavoz de Al Shabab, Abdiaziz Abu Musab, dijo que la incursión no había logrado su objetivo.
En cuando a la operación en Trípoli, se sabe que los soldados y agentes de EEUU rodearon el vehículo en el cual Al Libi retornaba de las oraciones matutinas, y atraparon y se llevaron al cabecilla de Al Qaeda. El Pentágono aseguró que ningún civil o militar estadounidense resultó herido en esta operación y añadió que "estas acciones son una clara señal de que EEUU mantiene su compromiso de usar todas las herramientas a su disposición para llevar ante la justicia a quienes cometen actos terroristas".
miembro del consejo directivo de al qaeda