BEIRUT. Al menos 40 personas murieron ayer y 500 resultaron heridas en dos explosiones cerca de mezquitas en la ciudad de Trípoli, en el norte del Líbano, según Georges Ketaneh, responsable de la Cruz Roja Libanesa. Fuentes policiales dijeron que entre los heridos está el exjefe de la policía el general Ashraf Rifi, quien cuando se produjo una de las explosiones se encontraba en el interior de su domicilio, aunque sus lesiones son de carácter leve.
Fuentes militares apuntaron a la probable detonación de sendos coches bomba y explicaron que los equipos de rescate continuaban sus labores. Las explosiones coincidieron con el rezo musulmán del viernes, por lo que los templos estaban muy concurridos. Los heridos fueron trasladados a los hospitales de Nini, Islámico y Haykaliya de la ciudad, la más importante del norte del Líbano y de mayoría suní.
La primera explosión tuvo lugar en la mezquita de Al Taqwa, en el centro de Trípoli, donde el rezo fue presidido por el jeque Salem Rafei, que había llamado a sus seguidores a ir a combatir a Siria contra el régimen de Bachar al Asad.
La segunda se produjo momentos después frente a la mezquita As Salam, que se encuentra cerca del puerto de la ciudad. Las televisiones mostraron imágenes de automóviles calcinados, personas heridas o muertas que yacían en la calle y niños que eran evacuados del lugar en estado de conmoción. Una de las mezquitas afectadas está situada cerca del domicilio del primer ministro saliente del Líbano, Nayib Mikati.
Después de los atentados, centenares de personas encolerizadas se congregaron cerca de la mezquita de Al Taqwa para protestar contra la violencia. Entre los gritos que se escuchaban se podrían apreciar mensajes hostiles al grupo Hizbulá chií y al régimen de Bashar Asad.
Unas horas antes de que el doble atentado, Israel lanzó un ataque aéreo en el sur del Líbano en represalia por un ataque con cohetes contra su territorio el día anterior, reivindicado por un grupo vinculado a Al Qaeda. Se teme que haya represalias a los atentados y que se desate el caos y la violencia.
Con estos ataques, la población revive el dolor de los atentados durante la guerra civil que vivió en país (1975 - 1990). No obstante, en la actualidad el número de víctimas es más elevado que el registrado después del fin del conflicto.
La violencia se enmarca en la circunstancia de un país que no tiene gobierno desde hace cinco meses debido a las divisiones relacionadas con la guerra en Siria. El grupo Hizbulá está inmerso desde hace meses en la guerra de Siria junto al régimen de Asad contra los rebeldes. Los rivales del presidente le acusan de haber llevado al país a una ola de violencia que ha afectado a su propia fortaleza.
lucha sectaria El partido chií, que acusó a los extremistas suníes de haber cometido el ataque del pasado 15 de agosto que causó 27 muertos y 336 heridos en un feudo del grupo chií Hizbulá en Beirut, vinculó a estos últimos al atentado de Trípoli. En un comunicado acusaron que eran parte de un "plan para hundir el Líbano en medio del caos y la destrucción". Trípoli es escenario de enfrentamientos entre suníes, que en su mayoría apoyan la rebelión siria, y alauíes (una rama del chiísmo) que apoyan al régimen de Bashar Asad.
"Los rebeldes no quieren que los libaneses vivan en paz, quieren que la máquina de matar acabe con la vida de personas inocentes en todo el Líbano", respondieron Saad Hariri, ex primer ministro suní y rival de Hizbulá. De acuerdo con el jefe del Ejército libanés, Jean Kahwaji, la célula investigada "no incluye una región o una comunidad en particular, sino que busca provocar la lucha sectaria en diferentes regi ones, tanto desde el punto de vista religioso y como del político".