Londres. La tensión diplomática entre Londres y Madrid crece por momentos tras los retrasos y las filas de los últimos días para cruzar la frontera entre el Peñón y España, a lo que se han añadido las advertencias del Gobierno español de imponer una tasa para entrar o salir de Gibraltar. Inquieto por unas medidas que pueden castigar a la población gibraltareña y la actividad del territorio bajo soberanía británica, un portavoz del primer ministro británico, David Cameron, indicó que éste está preocupado y buscará clarificar la situación con el Gobierno de Mariano Rajoy. "Claramente, tenemos una seria preocupación por los sucesos en la frontera entre España y Gibraltar. Específicamente sobre el asunto de la tasa fronteriza, los españoles no nos han planteado la perspectiva de introducir tasas fronterizas", subrayó la fuente en nombre de Cameron, de vacaciones.
Pese a todo, el Gobierno británico afirma que está en "estrecho contacto" con España y confía en que los dos países puedan mantener buenas relaciones. Para el Reino Unido, las diferencias deben ser resueltas por medios políticos y no con medidas "desproporcionadas". Los fuertes controles impuestos por España, con retrasos de varias horas en plena temporada de vacaciones estivales, empezaron hace más de una semana después del vertido de 70 bloques de hormigón en aguas que rodean el Peñón, que impiden que los pescadores españoles puedan faenar en esas aguas.
Ante el malestar de las autoridades de Gibraltar y de Londres por esos controles, el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, respondió en una entrevista que los controles "son legales y va a haber más". García-Margallo también anticipó que el Gobierno español está pensando "crear una tasa de 50 euros para entrar y 50 euros más para salir" de Gibraltar, recaudación que consideró vendría muy bien para ayudar a los pescadores españoles.
Estas medidas, además de otras como posibles restricciones en el espacio aéreo español para llegar a Gibraltar, han alarmado tanto a Londres como al Gobierno del Peñón, cuyo ministro principal, Fabián Picardo. "Las cosas que García-Margallo ha dicho recuerdan el tipo de declaración que uno escucharía de Corea del Norte en lugar de un socio de la UE", criticó Picardo en el programa Today de la BBC. "Lo hemos visto antes durante el tiempo de Franco en los años de 1960, pero creo que todos esperábamos que esas políticas nunca volverían", agregó.
El descontento de Londres se ha traducido en una llamada del ministro británico de Exteriores, William Hague, a su homólogo español y la convocatoria del embajador español, Federico Trillo, al Foreign Office, que en en términos diplomáticos supone una fuerte llamada de atención. García-Margallo considera legítimos los controles debido a que Gibraltar no forma parte del espacio Schengen. Esa posición fue reconocida ayer por la Comisión Europea, si bien ha recordado que esos controles "deben ser proporcionados". España respondió que son "proporcionados", "no discriminatorios" y "responden a la normativa de la UE".