washington/moscú. La comparecencia de Snowden levantó ampollas en Estados Unidos, que acusó a Rusia de proporcionarle una "plataforma de propaganda". Pocas horas después el presidente de EEUU, Barack Obama, usó el teléfono rojo para llamar a Putin, en una conversación en la que, además de abordar asuntos relativos a la cooperación bilateral, hablaron de la situación de Snowden. Ese teléfono, que comunica directamente a ambos presidentes, fue acordado por el entonces líder soviético Nikita Khrusev y el norteamericano John F. Kennedy tras la crisis de los misiles en Cuba y se convirtó en uno de los principales símbolos de la Guerra Fría. El portavoz de Putin, Dmitri Peskov, se limitó a destacar que la conferencia se celebró por iniciativa del presidente estadounidense y no ofreció más detalles de la conversación.

Rusia ha declarado en reiteradas ocasiones que no extraditará al extécnico de la CIA a Estados Unidos y que confía en que el caso Snowden no complicará las ya difíciles relaciones entre los dos países.

Veinticuatro horas después de que Edward Snowden, el extécnico de la CIA reclamado por la Justicia de Estados Unidos, anunciara su decisión de pedir asilo político en Rusia, las autoridades rusas aún no habían acusado recibo de su petición formal. "A día de hoy no hemos recibido ninguna solicitud de Snowden", declaró el jefe del Servicio Federal de Migración (SFM) de Rusia, Konstantín Romodánovski, a la agencia Interfax.

En caso de que se reciba la petición de asilo, agregó Romodánovski, "ésta será examinada de acuerdo a lo que establece la ley". El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, declaró ayer que "para obtener asilo político hay que cumplir determinados procedimientos, y el primer paso es dirigirse al Servicio Federal de Migración". Snowden, quien desde el 23 de junio pasado se encuentra en la zona de tránsito del aeropuerto moscovita de Sheremetievo, anunció que solicitará asilo político en Rusia ante la imposibilidad de viajar a los países latinoamericanos que le ofrecen refugio. El hombre que filtró a la prensa una trama de espionaje masivo de las comunicaciones por los servicios secretos de Estados Unidos manifestó este propósito en una reunión con representantes de organizaciones de los derechos humanos, abogados e incluso el Defensor del Pueblo de Rusia, Vladimir Lukin. Según los participantes en la reunión, Snowden se comprometió a no perjudicar los intereses de Estados Unidos, condición impuesta por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, para que pudiera permanecer en el país. Lavrov recalcó ayer que las autoridades rusas no mantienen ningún contacto con Snowden y que se enteraron a través de los medios de comunicación de los planteamientos que el extécnico de la CIA expuso a su interlocutores en la reunión celebrada en la zona de tránsito de Sheremetievo. Los presidentes de ambas cámaras del Parlamento de Rusia se han pronunciado a favor de la concesión de asilo a Snowden, cuya tramitación podría llevar entre dos y tres semanas según el abogado Anatoli Kucherena, uno de los participantes en la reunión de Sheremetievo. "Si Rusia accede a la petición de Snowden sería un catástrofe para las tensas relaciones entre Moscú y Washington", escribió ayer el periódico ruso Kommersant. Pero según el experto en política internacional y director de la revista Rossía v globálnoi polítike, Fiodor Lukianov, si Rusia recibe la petición de asilo de Snowden "no le quedará otra cosa que concedérselo, y eso significa que él se quedará en el país durante mucho tiempo".

Para Alexéi Pushkov, presidente del Comité de Asuntos Internacionales de la Duma, la cámara baja del Parlamento ruso, la concesión de asilo Snowden puede provocar "un nuevo estallido en la campaña antirrusa en EEUU".