Nueva Delh. El informe de 400 páginas presentado ayer sobre el derrumbe el 24 de abril del edificio de Savar, localidad cercana a Dacca, atribuye la tragedia a la mala construcción del inmueble y a la pobre calidad de los materiales utilizados.
"Se violaron todas las normativas de construcción del país", dijo a Efe Uddin Khandaker, funcionario del Ministerio del Interior que dirige la investigación.
El edificio fue ideado como un centro comercial, pero se destinó a uso industrial con maquinaria textil y generadores eléctricos con varias toneladas de peso, cuyas vibraciones debilitaron la estructura del inmueble, explicó Khandaker.
Aunque el edificio tenía licencia para seis plantas, el dueño del mismo Sohel Rana levantó ocho y estaba construyendo una novena.
Además, los dueños obligaron a los trabajadores a entrar en el complejo a pesar de que un día antes habían aparecido grietas en el mismo.
"Les obligaron a trabajar a pesar de las señales de peligro", afirmó Kandhaker.
Por todo ello, el informe recomendó a las autoridades bangladesíes a acusar de homicidio culpable al dueño del edificio y a los propietarios de los cinco talleres textiles, que se encuentran detenidos.
En caso de que un tribunal les encontrase culpable podrían ser condenados a cadena perpetua.
La tragedia ha evidenciado las malas condiciones laborales de los trabajadores del textil peor pagados del mundo con 38 dólares mensuales de salario mínimo para los puestos menos cualificados y ha llevado a autoridades y compañías a tomar medidas.
El Gobierno bangladesí anunció que aumentará el salario mínimo y permitirá la creación de sindicatos en el sector sin el permiso de los dueños de las fábricas, como estaba tipificado hasta ahora en la ley laboral.
Inditex, H&M, PVH, Tchibo C&A y Primark, entre otras empresas que producen en el país asiático, se han comprometido a la firma de un Acuerdo sobre Seguridad y Contra Incendios, promovido junto con el sindicato global UNI para evitar nuevas tragedias en el textil bangladesí.