BAGDAD. Dos vehículos cargados con explosivos estallaron en la localidad de Al Emara, 350 kilómetros al sur de Bagdad, en un mercado popular, donde seis personas perdieron la vida y 28 resultaron heridas.
Otras tres personas fallecieron y 21 sufrieron heridas por la detonación de un tercer coche bomba en Al Diwaniya, 180 kilómetros al sur de la capital.
Estos atentados se producen en medio de la ola de violencia que vive Irak tras la muerte de 26 personas el martes pasado en un ataque del ejército y la policía contra una plaza donde suelen protestar los suníes en la localidad de Al Hueiya, en la provincia septentrional de Kirkuk.
Tras ese suceso, más de un centenar de personas ha perdido la vida en los últimos días en atentados y choques entre las fuerzas del orden y milicianos tribales suníes en distintos puntos del país.
Esta mañana, dos soldados perecieron y otros dos resultaron heridos por disparos con ametralladoras durante un ataque a un puesto de control del Ejército en el área de Yazreb, en la provincia de mayoría suní de Salahedín.
El sábado, el primer ministro Nuri al Maliki denunció que la violencia confesional que castigó años atrás Irak ha regresado al país "no por mera casualidad sino con planes estudiados" y advirtió de que el sectarismo no conoce fronteras.