pekín. Los equipos de rescate llegados a la provincia china de Sichuan tras el terremoto que causó el sábado al menos 192 muertos y 23 desaparecidos trabajan a contrarreloj para localizar supervivientes, en medio de múltiples réplicas que dificultan sus tareas.

Concretamente, según la Agencia de Terremotos de China, hasta ayer se registraron 2.536 réplicas, cuatro de ellas con una magnitud superior a los cinco grados.

Además, el Observatorio Meteorológico Central advirtió de la posibilidad de que las réplicas, sumadas a la lluvia que se espera en los próximos dos días, pudieran dar pie a corrimientos de tierra u otros desastres meteorológicos, lo que afectaría a las operaciones de rescate y asistencia a los 1,72 millones de personas que se calcula que se han visto afectadas por el seísmo.

Tan sólo en la montañosa comarca de Baoxin, una de las más afectadas por el terremoto, se registraron ya más de 40 corrimientos de tierra, según indicó el Ministerio de Asuntos Civiles.

Además de los muertos y los desaparecidos, hay que sumar cerca de 12.000 heridos, un millar de ellos en estado grave y las más de 220.000 personas que fueron evacuadas del área, donde quedaron destruidas cerca de 13.000 viviendas.

El área donde se localizó el epicentro del terremoto está a sólo de 250 kilómetros de la misma falla geológica en la que hace cinco años se produjo el seísmo de Wenchuan, el peor de las últimas tres décadas en China, con casi 90.000 muertos.

Por ello, algunos de los afectados son supervivientes del terremoto de Wenchuan, como la desconsolada Lu Jingkan, una madre que perdió este fin de semana a su hija adolescente, cinco años después de que su otro hijo, un varón, hubiera fallecido en la tragedia de 2008.

"Dios ha sido muy duro conmigo, excesivamente duro", contó a la prensa la mujer, de 50 años y quien sólo encontraba consuelo en la idea de que su hija no hubiera sufrido.

Además, ayer cientos de supervivientes bloquearon el tráfico de una carretera principal, portando señales de protesta, pidiendo ayuda y coreando eslóganes contra la Policía, según informó Reuters.

los afectados se quejan "Estamos al aire libre. No tenemos dónde dormir ni qué comer. Nadie nos presta atención ni se preocupa por nosotros", declaró Peng Qiong, un agricultor de 45 años de la localidad de Chaoyang, a las afueras de Lushan.

No obstante, mientras muchos han rogado al Gobierno que actúe rápidamente, la ira entre algunos supervivientes aumentó. Durante más de dos días, Tian Kuanqian, otro agricultor de 40 años, vio cómo los vehículos de Emergencias pasaban por el pueblo destrozado y no prestaban ayuda. "Si continúan ignorándonos, nuestra única opción será recurrir a las protestas", afirmó. De camino a Baoking, una de las áreas más dañadas, las ambulancias, los vehículos de construcción, autobuses y vehículos de transporte de tropas bloquearon la carretera, por lo que solo se puede acceder a la zona a pie o en motocicleta. Un agente de Policía de Chaoyang intentó calmar a los manifestantes. "Nuestros líderes han visitado las zonas afectadas y estamos trabajando para que las personas reciban agua y comida", destacó el agente bajo condición de anonimato.

Zhang Zhenghua, un agricultor de 41 años, aseguró por su parte que los funcionarios les pidieron disculpas brevemente por el retraso en la llegada de la ayuda a las zonas afectadas. "Desde la Secretaría nos han informado de que tendremos subsidios para reconstruir nuestros hogares. Esperamos que las autoridades hagan lo que dicen", puntualizó Zhang.