PAMPLONA. Según una información divulgada por la agencia surcoreana de noticias Yonhap, el ejército norcoreano había tomado nota de una manifestación celebrada en el centro de Seúl por grupos conservadores en el que se quemó un retrato de Kim Jong-il, padre del actual presidente Kim Jong-un.
Las autoridades militares norcoreanas calificaron el retrato como un símbolo de la más alta dignidad del país y afirmaron que su quema era un "acto atroz e imperdonable".
Si actos de este tipo continuaban, Corea del Norte tomará medidas de venganza sin aviso previo, rezaba un artículo en inglés divulgado por la agencia de noticias norcoreana KCNA recogido por Yonhap.
En dicho artículo las autoridades militares de Pyongyang afirmaban que si Seúl quería realmente un diálogo entre las dos Coreas tendría que disculparse por todas sus actividades contra Corea del Norte.
Pyongyang hizo el lunes un paréntesis en su escalada de hostilidades para conmemorar en un ambiente festivo el 101 aniversario del nacimiento de su fundador, Kim Il-sung, entre temores en el exterior por una posible prueba de misiles del país comunista.
A diferencia del año pasado, el régimen no organizó un desfile militar para homenajear al fallecido "presidente eterno", lo que fue interpretado como una disminución en el tono beligerante de Corea del Norte al menos durante esta festividad.