Bilbao. Los drones (aviones no tripulados) se han convertido en el arma favorita del presidente estadounidense Barack Obama en su lucha contra el terrorismo. Según Washington, de esta forma, minimiza por completo las bajas de su lado y maximiza las posibilidades de matar al enemigo. Los drones atacan objetivos militares en terceros países, como Pakistán o Yemen, sin que Estados Unidos se involucre directamente en otra guerra. Pero su uso está cada vez más cuestionado y la ONU anunció la semana pasada la apertura de una investigación.

No hay datos oficiales, ya que el secretismo es una de las señas de identidad de este programa, pero se calcula que, desde que Obama llegó al poder en 2009, el Pentágono y la CIA han realizado más de 300 ataques con drones en zonas tribales de Pakistán, con el resultado de unas 2.500 víctimas, entre ellas centenares de civiles. En Yemen, donde los ataques se intensificaron en 2012, han sido abatidos cerca de 200 supuestos terroristas y 35 civiles.

Ahora, la ONU investiga estos ataques, especialmente aquellos en los que ha habido bajas civiles. Las pesquisas responderán sobre la legalidad de este programa, la falta de transparencia y de investigación interna en cuanto a muerte de civiles, y sobre su efectividad. "Implícitamente la ONU también se pronunciará sobre la moralidad de convertir en blancos a individuos que no han sido juzgados. Hay algunos que son simplemente sospechosos", apunta el analista internacional Robert Matthews, asesor sobre la política exterior de Estados Unidos para Noref.

Las críticas a este programa llegan también desde las asociaciones de derechos humanos como Human Rights Watch (HRW) o la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU). "Estados Unidos se arroga la autoridad de declarar secretamente enemigos del Estado y los asesina junto con civiles lejos de cualquier batalla reconocible", denuncia Nina Shamsi, de la ACLU. "Todo lo que rodea a los drones se maneja en un profundo secreto, no sabemos el marco de acción o las reglas de ataque. Además, a las víctimas no se les da la oportunidad de defenderse, son tachados de terroristas y se les da muerte", agrega Laura Pitter, de HRW.

REAGAN El responsable de Naciones Unidas para Contraterrorismo y Derechos Humanos, Ben Emmerson, señaló el jueves, al anunciar la apertura de la investigación, que aunque Estados Unidos esté inmerso en una guerra asimétrica contra el terrorismo, sin fronteras o ejércitos regulares, esto no le exime de cumplir las leyes internacionales y respetar la soberanía de países como Yemen o Pakistán. "Esta es una nueva dimensión del viejo concepto de guerra de baja intensidad que llevó a cabo Reagan en los años 80 en Angola, Nicaragua y Afganistán. Ahora, no hay un ejército jugando a nuestro favor o defendiendo nuestros intereses como la Contra nicaragüenses, los muyahidines o los rebeldes angoleños, sino drones", valora Matthews. Sin embargo, aunque las quejas de los países afectados, principalmente Pakistán, han motivado la apertura de la investigación de la ONU, los analistas consideran que estos hacen un doble juego, "uno de cara a la opinión pública y otro de cara a Washington".

EFECTIVIDAD Los analistas dudan también de la efectividad del uso de drones en la lucha contra el terrorismo. "Las bajas civiles es en estos momentos la herramienta más poderosa para el reclutamiento de personas por parte de los yihadistas. Es el facto primordial por el que han logrado aumentar los efectivos en Pakistán. Este país se ha convertido en el más antiamericano de la región, un 80% de ciudadanos cree que Estados Unidos es el peor enemigo que tienen, que es peor que Osama Bin Laden", explica Matthews.

Ahora se habla del uso de drones en África. De hecho, ya se estaría negociando la ubicación de una base en Níger, que limita al este con Malí. Según el diario The New York Times, Estados Unidos está planeando instalar una base para drones en el noreste de África para supervisar mejor a grupos vinculados Al Qaeda así como a otros extremistas islámicos de la región. En un principio, la idea es que de la base solo partan misiones de vigilancia no armadas, que podrían apoyar próximamente a la misión militar francesa.

Estados Unidos también usa los drones para misiones de inteligencia, por ejemplo en la frontera con México para combatir la inmigración indocumentada.