Oslo. La Unión Europea (UE) recibió ayer el Premio Nobel de la Paz 2012 con el compromiso de honrar los valores que le han llevado a obtenerlo y, en estos tiempos de crisis, defender el euro como símbolo de la unidad.

"A día de hoy, uno de los símbolos más visibles de nuestra unidad está en las manos de todos. Es el euro, la moneda de la UE", afirmó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, quien subrayó que las instituciones "defienden" la divisa comunitaria.

Barroso, que cerró el discurso de agradecimiento iniciado por el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, dijo que la UE, "con todas sus imperfecciones, es un símbolo y una inspiración para el resto del mundo".

una ceremonia austera La ceremonia de entrega del galardón, que contó con la presencia como es tradicional de los reyes Harald y Sonia de Noruega, así como de los príncipes herederos, se desarrolló como lo hace desde 1990 en el salón de entrada del Ayuntamiento de Oslo.

El presidente de Francia, François Hollande, y la canciller de Alemania, Angela Merkel, protagonizaron el momento más simbólico del acto, ya que de pie recibieron los aplausos del público asistente después de que el presidente del comité noruego del Nobel, Thorbjorn Jagland, destacara la reconciliación franco-germana como semilla de la actual Unión Europea. "La paz no se puede dar por hecha", advirtió Jagland ante los veintiún jefes de Estado y de Gobierno de la Unión que asistieron a la ceremonia, para añadir que "conviene ganarla todos los días".

Van Rompuy y Barroso se repartieron los honores de pronunciar los discursos de agradecimiento. El primero confió el texto a su equipo, mientras que Barroso, como es habitual, fue el autor de su alocución.

El presidente del Consejo Europeo dijo recibir el premio "con humildad y gratitud" y señaló que con él se "rinde homenaje a todos los europeos que soñaron un continente en paz consigo mismo".

Van Rompuy, en un emotivo discurso en el que explicó sus recuerdos de la posguerra en Bélgica tras la segunda contienda mundial, llamó a la responsabilidad para que el legado de paz y progreso europeo no se quede en el pasado.

"La historia no es una novela con final feliz y la UE sigue siendo responsable de lo que tiene por delante", afirmó el político belga, en relación a la crisis económica por la que atraviesan los países comunitarios.

Barroso, por su parte, aseguró que la comunidad internacional "puede contar con la UE y sus esfuerzos para la lucha por la paz, la libertad y la justicia en Europa y el mundo".

En la delegación oficial de los laureados, integrada por unas cuarenta personas, figuraron cuatro españoles, entre ellos el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. También asistieron la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Holland. El gran ausente fue el primer ministro británico, David Cameron, lo que evidencia el distanciamiento del país.

La dotación de este galardón es de 930.000 euros, que se destinarán a proyectos en apoyo a niños víctimas de guerras y conflictos.