estambul. Los dirigentes de los países árabes del Golfo creyeron durante mucho tiempo que la Primavera Árabe había pasado sin hacer mella en la región, pero ahora parece que fue un error de cálculo. El miedo impera en la población, pero pese a ello y a las generosas concesiones prometidas por los mandatarios, los súbditos adoptan una postura cada vez más proclive a la protesta. Las protestas de Omán en 2011 pudieron apagarse tras el anuncio de un programa de empleo y una reestructuración del gabinete. Pero en Kuwait, en las últimas semanas decenas de miles de personas salieron a la calle bajo el lema Dignidad de la nación para protestar por la nueva ley electoral.

En Bahréin la confrontación entre los fieles al rey y la oposición, iniciada en la primavera de 2011, aún no ha terminado y en las provincias del este de Arabia Saudí ricas en petróleo los chiitas siguen realizando reivindicaciones, pese a que el rey Abdullah introdujo el subsidio por desempleo y pese a la dura actuación de la policía contra los manifestantes. En los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y en Qatar fueron encarcelados recientemente varios críticos del gobierno para sofocar el germen de nuevas protestas. El emirato de Qatar, sede la televisión árabe Al Yazira, ha recibido una reprimenda de la organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW) por una nueva ley para regular la libertad de expresión y prensa, que prevé castigos a los periodistas que se expresen de forma crítica sobre la familia gobernante Al Thani.