Pekín. La situación en Tíbet se coló ayer en la segunda jornada del XVIII Congreso del Partido Comunista de China (PCCh), después de que seis tibetanos se inmolaran en los últimos días y miles de personas salieran a la calle en la región autónoma a manifestarse contra Pekín. Miles de tibetanos, según la organización no gubernamental Free Tibet y la agencia tibetana Phayul, se manifiestan desde el jueves en el condado de Huagnan, en la frontera entre el Tíbet y la provincia de Qinghai.

Free Tibet asegura que el Gobierno chino ha enviado numerosos grupos de paramilitares para disuadir a los manifestantes, por lo que alertan de que se produzcan "enfrentamientos" entre ellos y los tibetanos. Estas protestas suceden después de que seis tibetanos se quemaran a lo bonzo -entre ellos, cuatro monjes adolescentes y una joven madre- para protestar contra la "ocupación del Tíbet" y el estricto control del Gobierno chino.

El líder del Tíbet, Chen Quanguo, preguntado durante la sesión del Congreso por la oleada de inmolaciones de esta semana, se ciñó a la versión oficial al defender que el Gobierno chino ha invertido mucho en el desarrollo de la región. "Lhasa es la ciudad más feliz de China", aseguró a los presentes en la sala. En la misma línea que él, otro representante chino de la provincia de Sichuan, limítrofe con el Tíbet, arremetió contra el Dalai Lama, señalando que es " él quien debería contestar" a la citada pregunta.

El Gobierno chino argumenta que las inmolaciones de monjes están instigadas por grupos tibetanos en el exilio ligados al Dalai Lama. Al mismo tiempo que se celebraba la reunión de delegados tibetanos, otros encuentros tenían lugar en distintas salas del macroparlamento chino, al oeste de la conocida plaza de Tiananmen, como el encuentro de los líderes de Shanghái o de Tianjin, donde estuvo presente el primer ministro, Wen Jiabao.

En ellas, se encontraban algunos de los políticos chinos candidatos a ocupar uno de los codiciados asientos del Comité Permanente, el máximo órgano de gobierno del país. Se trata del líder de Shanghai, Yu Zhengsheng, quien, habló durante el encuentro, incluso, de la relación con su hijo, dejando a un lado el milimetrado discurso oficial. "¿Cómo se hace para que la familia no interfiera en el Partido? ¿Cómo haces con tu hijo?", le espetó un periodista chino al líder, quien respondió que "hay que tener claro su posición moral y los objetivos del Partido, y separar a la familia de ellos", aunque su hijo, según comentó, tiene su propia profesión "y se desenvuelve por sí solo".

Las preguntas de los medios locales responden a los escándalos que algunos hijos de líderes chinos han protagonizado este año, como el primogénito de Ling Jihua, uno de los más influyentes políticos comunistas, quien murió en un accidente en Pekín cuando conducía un Ferrari a gran velocidad y acompañado de dos mujeres tibetanas. Yu también respondió preguntas sobre corrupción, otro de los asuntos clave para los miembros del Partido, después del caso de defenestrado político Bo Xilai, que posiblemente será imputado por graves casos de corrupción o del reportaje del diario The New York Times que acusó al primer ministro chino de haberse enriquecido durante su mandato con 2.700 millones de dólares.

Transparencia La cuestión giró en torno a la publicación de los bienes de los políticos, una posibilidad que el líder shanghainés no rechazó "si el Partido así lo indica". Con él coincidió Wang Yang, líder en ascenso y otro de los candidatos a formar parte del Comité Permanente, quien aseguró que, en el futuro, a todos los líderes les será requerido que publiquen su riqueza.

"Hay que evitar la corrupción en el Partido. El presidente Hu Jintao hizo bien en destacarlo en su discurso (de apertura del congreso) y hoy también el primer ministro", señaló un delegado de apellido Fan. Y, en clara referencia a lo ocurrido con Bo Xilai, sentenció: "Si se comete un error de este tipo (corrupción), no se puede disculpar, hay que castigar, tenga el cargo que tenga".