WASHINGTON. Además, el Colegio incluye tres compromisarios por el Distrito de Columbia, donde se encuentra la capital del país, Washington, que no es considerado un estado y tiene en la Cámara baja un miembro testimonial sin voto.

Por lo general, en la elección presidencial el candidato que logra el respaldo de la mayoría de los ciudadanos de un estado -lo mismo da que sea con el 51 % que con el 99 %- se lleva el total de los compromisarios atribuidos a ese estado en el Colegio Electoral.

Para ser elegido presidente es necesario obtener 270 votos electorales, es decir, una mayoría simple.

Podría ocurrir que, como resultado de esta elección indirecta, cada candidato tuviera por igual 269 votos electorales.

La enmienda 12 de la Constitución que recoge el proceso de elección del presidente y el vicepresidente da la clave para resolver esta infrecuente, pero no imposible, situación de empate.

Si ningún candidato recibiera la mayoría de los votos electorales, es la Cámara de Representantes la que elegiría al presidente, pero con un procedimiento especial de voto.

A cada grupo de representantes de un mismo estado se le asignaría un sólo voto y los tres miembros del Distrito de Washington no participarían.

El presidente se elegiría por mayoría simple, de manera que serían necesarios 26 de los 50 votos para ganar. Si volvieran a quedar en tablas con 25 votos cada uno se tendría que repetir la votación las veces que fuera necesario, porque la Cámara no tiene normas de desempate.

Si la Cámara se mantuviera en su composición actual, Romney partiría con ventaja, porque los republicanos son mayoría en más estados que los demócratas.

Por otra parte, el Senado, compuesto por 100 senadores, sería el encargado de elegir al vicepresidente y cada miembro de la Cámara Alta emitiría un voto.

La elección también sería por mayoría simple pero, si ambos quedaran con 50, el actual vicepresidente, que es el presidente del Senado, sería quien inclinaría la balanza.

Si la Cámara de Representes no hubiera elegido al presidente para la fecha de la inauguración de su mandato, fijada para el 20 de enero, el vicepresidente electo haría las veces de presidente interino hasta que el desempate se resolviera en la Cámara.

En la historia de EE.UU., la Cámara de Representantes ha tenido que elegir sólo dos veces al presidente: en 1801 a Thomas Jefferson, que se enfrentaba a John Adams y Aaron Burr, y en 1825 a John Quincy Adams, que competía contra William Crawford y Andrew Jackson.

En cuanto al vicepresidente, el Senado eligió en 1837 a Richard Johson frente a Francis Granger como vicepresidente de Martin Van Buren.

De momento, si se suman los votos de los estados indiscutiblemente demócratas y de los que muestran en estos momentos una inclinación clara por este partido, Obama tendría asegurados, según los medios, un total de 243 votos del Colegio Electoral, sólo 27 menos de los 270 necesarios para proclamarse vencedor.

Romney, por su lado, tendría asegurados sólo 206 votos electorales, por lo que necesitaría ganar 64 votos más, lo que reduce para él el número de combinaciones victoriosas.

La diferencia se jugará en los estados indecisos de Florida (29 votos), Ohio (18), Virginia (13), Wisconsin (10), Colorado (9), Iowa (6) y Nuevo Hampshire (4), que es donde las campañas han echado el resto hasta los últimos momentos de la campaña.