El ya excomisario europeo John Dalli sabía que un amigo cercano pedía dinero a una tabacalera sueca por influir en la reforma de la actual normativa europea del tabaco, de la que el político maltés es responsable, pero no hizo absolutamente nada para impedirlo. Esta es la explicación oficial que esgrime la Comisión Europea y la oficina antifraude (OLAF) como motivo de la dimisión del que hasta el miércoles era el responsable europeo de gestionar la cartera de Sanidad y protección del consumidor, un portafolio que le obliga a lidiar con expedientes tan sensibles como la autorización de nuevos medicamentos u organismos genéticamente modificamos. "Puede que no sea fraude pero sí es tráfico de influencias", advirtió ayer el director general de la OLAF, Giovanni Kessler, en una sala de prensa. La primera consecuencia de la caída en desgracia de Dalli es que la revisión de la nueva directiva antitabaco, que ultimaban sus servicios y que según Bruselas no se ha visto afectada, queda bloqueada hasta la llegada de un nuevo comisario. El caso, sin embargo, sigue rodeado de demasiado misterio y respuestas evasivas por parte del Ejecutivo comunitario. Para empezar, porque la dimisión se produjo de forma fulminante e inesperada el miércoles por la tarde con versiones muy diferentes si atendemos a las explicaciones dadas ayer por la Comisión o las del político defenestrado.

Según Pia Ahrenkilde, portavoz de José Manuel Durao Barroso, el político maltés presentó la renuncia de forma "oral" ante el presidente de la institución durante una reunión en la que el portugués le detalló las conclusiones de la investigación puesta en marcha por la OLAF en mayo pasado a raíz de una denuncia de la tabacalera sueca Swedish Match, en la que alertaba del intento de un conocido de Dalli de cobrar una "suculenta suma" de dinero por mediar ante el comisario para modificar la nueva reforma del tabaco y eliminar la prohibición de comercialización que pesa sobre el tabaco snus, prohibido en la UE pero consumido en Suecia gracias a una derogación especial . Ni la OLAF ni la Comisión quisieron confirmar si el conocido en cuestión es Silvio Zammit, un político maltés del mismo partido de Dalli y organizador de su última campaña electoral. El informe, de carácter secreto, recoge que hubo dos citas, pero que ni hubo intercambio de dinero ni modificación de la legislación. También señala que hay "indicios graves, convergentes e inequívocos que nos permiten determinar que el comisario conocía la situación", indicó Kessler. Frente a la versión oficial, John Dalli se defendió ayer en una entrevista con New Europe insistiendo en que fue forzado a dimitir por Durao Barroso. "Sé que mantienen que estaba al corriente pero lo niego categóricamente", insistió. Dalli apunta directamente a la industria del tabaco. "Es probable que ahora no haya nueva directiva durante esta comisión.... lo que es una gran victoria para la industria del tabaco", aseguró ayer. Según explicó, su propuesta está lista para entrar en la última fase de la consulta interservicios desde agosto pero habría sido pospuesta en dos ocasiones. Según detallaba ayer el diario Malta Today, Dalli solicitó al Durao Barroso 24 horas de plazo para consultar con su familia y abogado, pero el presidente comunitario rechazó su petición. "Tienes tres cuartos de hora", dice el diario que le transmitió Barroso.