Bruselas. Mañana 589 ayuntamientos de Bélgica eligen a sus representantes municipales en unas elecciones en las que competirán casi 60.000 candidatos y que se presentan cruciales para el futuro de Flandes. El foco de atención en esta ocasión se centra en Amberes, el pulmón económico de la región, que alberga al segundo mayor puerto de Europa, y objeto de deseo de los nacionalistas de la Nueva Alianza Flamenca (N-VA). A la alcaldía de esta ciudad, gobernada casi ininterrumpidamente por socialistas desde hace más de 80 años, se presenta nada menos que el presidente de la formación, Bart De Wever, ganador en las últimas elecciones federales belgas, y que pese a haber perdido casi 60 kilos en ocho meses gracias a una espectacular dieta sobre la que ha escrito hasta un libro, sigue siendo un peso pesado en Flandes y favorito en todas las encuestas.
Para la N-VA la batalla por Amberes, con medio millón de habitantes, se presenta crucial. "Si nos llevamos Amberes despertaremos en otro país", auguraba hace unos días De Wever en uno de sus actos de campaña. Un "trampolín" que, según defienden, les ayudará a cambiar definitivamente la estructura de un país, Bélgica, que dicen no funciona porque es la suma de dos democracias completamente distintas: Flandes y Valonia. La primera dominada por los partidos de centro derecha y la segunda por la izquierda, con dos lenguas diferentes, partidos políticos distintos, sin medios de comunicación nacionales. "O nos reformamos y evolucionamos o es un punto de inflexión", advertía.
esperanza para el nacionalismo Aunque el resto de contendientes, empezando por el socialista Patrick Janssens que gobierna esta simbólica ciudad desde hace seis años, presentan a De Wever como un candidato más interesado en defender reivindicaciones independentistas que en responder a los retos a los que se enfrenta la ciudad en materia de seguridad o transporte. Lo cierto es que las encuestas siguen dando mucho oxígeno a los nacionalistas, que en casi una década han conseguido multiplicar por diez el número de votantes al pasar de apenas un 3% de votos en 2003 hasta una intención de voto que algunos elevan hasta casi el 40%.
Este es el caso del sondeo publicado el pasado 5 de octubre por la radiotelevisión VRT y el diario Standaard que otorga al jefe de filas de la N-VA, carismático y con una talentosa oratoria que ha sabido explotar al máximo el descontento en Flandes, un 37,2% de los votos, diez puntos más que el actual burgomaestre socialista. Un día después, sin embargo, otra encuesta publicada por el diario Gazet van Antwerpen apuntaba a una ligera ventaja para De Wever, con un 31,9% de la intención de voto, frente a Janssens con un 31,1%. Alejados quedarían la extrema derecha del Vlaams Belang a quien todas las encuestas otorgan la mitad de apoyos que en las pasadas elecciones pero que podría restar fuerza al proyecto de la N-VA.
El 'síndrome' catalán En todo caso, lo mismo que ha ocurrido en Cataluña la mayoría de los ciudadanos en Flandes tienen la sensación de que pagan demasiados impuestos federales para sostener a Valonia, un territorio con el doble de paro que el norte. De Wever espera ahora cosechar ese descontento, que ha ido creciendo con la crisis, en forma de votos mientras que socialistas, liberales y democristianos esperan contener una ola nacionalista cada vez más visible en Europa. Si se confirma este sondeo y De Wever se hace con las riendas de la segunda ciudad del país hay quienes estiman que su posición se verá reforzada de cara a las elecciones legislativas de 2014 donde podría arrancar la verdadera batalla por la independencia de Flandes. "A partir de 2014 podría impulsar negociaciones instituciones para deshacer el país", opina el politólogo Dave Sinardet.
Más allá de la simbólica batalla de Amberes y de las elecciones municipales los belgas también tendrán que elegir a sus consejeros provinciales. En total son diez provincias, cinco en Flandes y cinco en Valonia con competencias muy limitadas. Se presentan 59.706 candidatos repartidos en 2.791 listas que optarán a ser elegidos en 589 comunas y diez provincias.