Pekín. La sentencia relativamente leve contra Wang Lijun, condenado ayer a quince años de prisión, deja abiertas todas las opciones acerca del destino de su exjefe, Bo Xilai, la última incógnita por resolver del mayor escándalo de la política china en décadas. El Tribunal Intermedio de Chengdu (centro) dio a conocer el veredicto contra el expolicía a las 9.00 (3.00 hora peninsular española), una sentencia aún más leve de lo que se esperaba dado el peso de los cargos y que Wang, según la agencia oficial Xinhua, no planea apelar. "Se trata de un resultado normal, de acuerdo con la ley", comentó la abogada del acusado, Wang Yuncai.
Wang Lijun, número dos de Bo Xilai cuando éste era el jefe del Partido Comunista chino (PCCh) en la ciudad de Chongqing, fue juzgado por cuatro cargos -deserción, manipulación de la ley en su propio beneficio, abuso de poder y corrupción- en dos vistas que se celebraron hace una semana en la citada corte de Chengdu. Aunque los dos primeros son los más graves, el castigo más alto -de nueve años de cárcel- lo recibió por el cargo de corrupción, según la agencia.
El siguiente más penado fue el de manipulación de la ley (siete años), seguido de los dos años respectivos que recibió por abuso de poder y deserción, un total de dos décadas de condena reducida a quince años por la consideración de ciertos atenuantes. Uno de ellos es "la aportación de pruebas determinantes para exponer las serias ofensas cometidas por otros", una colaboración que "jugó una parte importante en la investigación, por lo que (el acusado) merece una pena más ligera", reza el acta judicial.
Wang Yuncai, presente durante la lectura de la sentencia, aseguró que el tribunal no dio más detalles sobre quiénes son esos "otros" y que "tampoco mencionó a Bo Xilai". Bo ha aparecido en el caso -y sin que se mencionara su nombre- una sola vez, suficiente para que se le impute por encubrimiento en el asesesinato cometido por su esposa.