bilbao. Tras la matanza de Múnich, el Gobierno de Tel Aviv puso en marcha la operación Ira de Dios que consistía en matar uno a uno a todo aquel palestino que tuviera algo que ver con la masacre de la ciudad alemana. El servicio secreto israelí Mosad tuvo mucho 'éxito' en su cometido, en tan solo diez meses habían matado a una docena de palestinos relacionados con el ataque palestino a la villa olímpica alemana.
Unos fueron asesinados dentro de sus propias casas, otros fueron disparados en plena calle y otros mediante coche bomba. París, Roma, Nicosia..., ningún lugar del mundo fue seguro para los palestinos implicados. Salvo uno. Mohamed Daud Udeh, Abu Daud, fue el cerebro de una operación planificada en un café de Roma, algo que llegó a reconocer en un libro publicado bajo en título Palestina: de Jerusalén a Múnich. Querían responder a la negativa a la participación palestina en los juegos secuestrando a deportistas israelíes para canjearlos por presos palestinos.
Aquella noche llevó a cenar a los atacantes a un restaurante de Múnich y luego fueron en taxi, con las armas camufladas en bolsas de deporte, a la villa olímpica donde iban a entrar cortando las rejas. Pero todo resultó más fácil ya que se colaron junto a un grupo de deportistas de EE.UU. que regresaban borrachos. Abu Daud se despidió del comando en la verja de entrada.
El palestino aseguraba que el Mosad también intentó asesinarle en 1981 cuando en un café de Varsovia recibió varios disparos de un pistolero, que le dejaron malherido.
Daud fue el único participante en aquella matanza que no pudo ser 'cazado' por el grupo especial creado por la inteligencia israelí para vengar a sus deportistas muertos, fue el único que pudo se escapar a la Ira de Dios.