Amman/El Cairo. Una semana después de haber desertado y huido de Siria, ex primer ministro Riad Hiyab manifestó ayer en Jordania que el régimen del presidente Bashar al Asad se está "derrumbando moral, económica y militarmente" y no controla más del 30% del territorio. En una rueda de prensa que es su primera intervención pública tras abandonar las filas gubernamentales, Hiyab pidió la unión de los opositores en el exilio y que los oficiales del Ejército de Al Asad se sumen a la revolución.
Además, señaló que desertó de forma voluntaria cuando ejercía como jefe de Gobierno y negó que hubiera sido destituido, tal y como afirmó Damasco. Fuentes gubernamentales jordanas anunciaron que Hiyab entró en Jordania el pasado 8 de agosto, dos días después de que la televisión siria anunciase que Al Asad lo había cesado en su puesto. "Las brigadas del Ejército Libre Sirio desempeñaron un papel importante en mi salida de Siria", destacó el ex primer ministro, en alusión a los rebeldes que le ayudaron a escapar pese al cerco militar que las autoridades impusieron en el sur del país tras conocer su deserción.
Hiyab se declaró "inocente respecto al régimen corrupto", del que desertó para "servir a la patria y estar satisfecho". Asimismo, prometió ser "un soldado fiel a su país entre las filas de los revolucionarios", sin mostrar ninguna aspiración a un puesto en el futuro. Según su versión, el régimen sirio actualmente se sostiene gracias a "la opresión", mientras que la brecha entre el Gobierno y los ciudadanos se ha ido haciendo cada vez mayor.
"El Gobierno no era capaz de satisfacer las esperanzas del pueblo y parecía que yo estaba en contra de la gente, pero solo Dios sabe lo que sufría cuando escuchaba las informaciones de bombardeos en las distintas ciudades", apuntó Hiyab. El desertor de mayor nivel del régimen sirio agradeció el apoyo brindado por el rey jordano, Abdalá II, así como por Arabia Saudí, Catar y Turquía, a los que pidió que sigan apoyando la revolución en Siria. Y en el terreno, la situación humanitaria es crítica. Esta ha empeorado sensiblemente en las últimas semanas por el aumento de los combates entre fuerzas opositoras y las fuerzas del régimen en Damasco y Alepo, la segunda ciudad más importante del país y principal foco comercial. Según la ONU, dos millones de personas se han visto directamente afectadas por la violencia y 1,5 millones se han visto obligadas a abandonar sus hogares.
La violencia continúa Hasta Siria se desplazó ayer la secretaria general adjunta de las Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios, Valerie Amos, con el objetivo de analizar la situación de los refugiados y desplazados. Amos llegó en un convoy de vehículos que entró desde la frontera con Líbano. Mientras, las fuerzas gubernamentales atacaron ayer posiciones de los rebeldes en la periferia de Damasco, Alepo, Homs y otras localidades con presencia de la insurgencia. Las tropas del régimen de Al Asad emplearon aviones de combate, tanques y artillería pesada.
En Hamoriyeh, en las afueras de Damasco, los habitantes encontraron 15 cadáveres en los escombros de una casa bombardeada previamente desde el aire, según el activista opositor Haytham al-Abdallah. En este contexto, el Consejo de Coordinación Nacional (CCN), el principal grupo de la oposición interna siria, lanzó ayer una iniciativa para frenar la violencia y lograr una transición a la democracia, en la que insta a las partes a decretar un alto el fuego en los próximos días.
Según el documento de cuatro puntos, el CCN pide que los grupos armados, tanto del régimen como de la oposición, acuerden un "alto el fuego temporal que entre en vigor lo antes posible, preferiblemente antes del inicio de la festividad del Aid el Fitr", que marca el fin del ramadán y está previsto para este fin de semana. La iniciativa propone también que ambos bandos liberen durante la primera semana de tregua a los prisioneros, rehenes y secuestrados, y se comprometan a no capturar a más personas. Además, el grupo opositor apela a que se permita a las organizaciones humanitarias entregar ayuda alimentaria y médica, así como que se facilite el tratamiento de los heridos en los hospitales públicos y privados, bajo los auspicios de la Cruz Roja y la Media Luna Roja.