MANILA. Según el Centro Nacional de Prevención de Desastres, un hombre murió y otros seis están desaparecidos por un desprendimiento de tierra ocurrido en las afueras de Manila.

Además, la Policía informó de cuatro personas ahogadas en la provincia de Bulacan, al norte de Manila, y otra desaparecida en Bataan, al oeste de la capital.

Estas muertes se suman a las 53 causadas la semana pasada por la tormenta tropical "Saola", que afectó a la mitad norte del archipiélago antes de desplazarse hacia Taiwan y China.

Con decenas de vehículos varados y las calles colapsadas por el agua, el presidente, Benigno Aquino, ordenó el cierre de los colegios, de los centros de trabajo privados y de las oficinas gubernamentales, excepto las agencias de emergencia que atienden a miles de evacuados.

En algunas calles en las que el agua cubre hasta más arriba de la cintura, las autoridades locales han puesto barcas a disposición de los vecinos para que puedan salir de sus casas en busca de alimentos.

El agua desbordó la presa de La Mesa, principal suministradora de Manila, lo que inundó varios barrios de la capital y obligó a evacuar a más de 5.000 residentes a orillas del río Marikina.

Al menos 28.000 personas han tenido que ser evacuadas en toda la región de Manila.

Por recomendación del servicio meteorológico filipino (PAGASA), el Palacio presidencial, el Tribunal Supremo, el Parlamento, la Embajada de Estados Unidos y la sede de la Bolsa de Manila, inundada, cerraron sus puertas.

Por su parte, el Ministerio de Sanidad ha puesto en alerta a todos los centros sanitarios gubernamentales para atender a las posibles víctimas de las inundaciones.

Eduardo Janairo, director del Ministerio en la región de Manila, afirmó al periódico "Philippine Star" que equipos médicos están siendo enviados a las zonas más afectadas para prevenir posibles infecciones como la leptospirosis.

Entre 15 a 20 tifones visitan Filipinas cada año durante la estación lluviosa que, por lo general, comienza en mayo y concluye en noviembre.