VITORIA. Los judíos norteamericanos, pese a mantener una férrea unidad en los asuntos básicos, se dividen en dos sectores. Uno de ellos, el más abierto, lo integran personajes como Steven Spielberg, el padre de Bill Gates o el magnate de la especulación, George Soros. En el otro, el más cerrado y fundamentalista, destaca un curioso personaje, que ha acuñado su ingente fortuna en los casinos de Las Vegas, también conocida como la ciudad del pecado. Sheldon Adelson, el hombre que quiere convertir un pedazo de Alcorcón o el delta del Llobregat (el que se pliegue mejor a sus exigencias), en otro desierto de Nevada. El promotor de Eurovegas, que acaba de tirar unos cuantos millones de dólares a la basura financiando al candidato ultraconservador republicano Newt Gingrich, es uno de los halcones de ese grupo ya de por sí fundamentalista. Presidente y director ejecutivo de Las Vegas Sands Corporation, Sheldon (con cerca de 25.000 millones de dólares en su bolsillo) hace lo que quiere tanto en la manera de ganarlo como en la forma de gastarlo, por eso pone cada vez más y más condiciones a los candidatos para se Eurovegas, incluso el derribo del estadio del Espanyol. Quiere dejar sin derechos a los trabajadores que trabajen para él e, incluso, no le duelen prendas en decir que no quiere pagar impuestos, mientras que desvía 125 millones de dólares de los beneficios a proyectos sionistas. Acusado de soborno, intentos de extorsión, conexiones mafiosas, prácticas financieras ilegales y blanqueo de dinero, Adelson financia en Israel un periódico que apoya enfervorizadamente la política de mano de hierro de Netanyahu, tanto contra los palestinos o contra las clases medias israelíes como a favor de los colonos o a favor del puñado de familias que controlan la economía israelí. Adelson no es un hombre que se ande por las ramas y ha enviado a su mano derecha, Michael Leven, a hablar directamente con Obama para exigirle que amenace a Irán con un ataque, del que es uno de los mayores entusiastas. El entusiasmo y algo más es lo que Adelson utiliza para lograr sus propósitos. Algo que deben tener muy presente en Teherán.