Damasco. El presidente Bachar al Asad cambió ayer el Gobierno sirio para incluir a dos figuras de la oposición interna, y formó un nuevo Ministerio para la Reconciliación Nacional, aunque mantuvo a pesos pesados del régimen como los ministros de Defensa y Exteriores.
La aparición de dos opositores "tolerados" en el gabinete del nuevo primer ministro, Riad Hiyab (nombrado hace 17 días), fue interpretado dentro de Siria como un gesto a la oposición interna, supuestamente más inclinada a llegar a acuerdos con el régimen sobre las reformas en el país.
El líder del Partido Social Nacionalista Sirio, Ali Haidar, asumirá la nueva cartera de Reconciliación Social, mientras que el presidente del Frente Popular para el Cambio y la Liberación, Qadri Yamil, será viceprimer ministro para Asuntos Económicos y ministro de Comercio.
Al mismo tiempo, los titulares de Defensa, Daud Rajha, y Asuntos Exteriores, Walid al Mualem, ascienden un peldaño y obtienen también el cargo de viceprimer ministro.
Otra de las figuras con mayor peso en el Gobierno, el ministro del Interior, Ibrahim Shaar, conserva igualmente su cartera, mientras que el titular de Información, Adnan Mahmud, es relevado por Omran Zubi. Nacido en 1966, el nuevo jefe del Ejecutivo era ministro de Agricultura en el Gabinete de su predecesor, Adel Safar, formado el 14 de abril 2011.
Sin embargo, su gabinete no logró estar a la altura de las expectativas ni respondió a los desafíos que afronta el país, inmerso en desde hace 18 meses en un cruento conflicto civil que ha causado la muerte a más de 10.000 personas, según los datos que maneja la ONU.
"sin desmarque" La prensa siria cree muy improbable que el nuevo Ejecutivo se desmarque de la actual política del régimen hacia los "grupos terroristas", como denomina Damasco a los rebeldes armados que pretenden acabar con el régimen de Al Asad.
La designación de un nuevo Ejecutivo se produce tras la celebración de elecciones legislativas el pasado 7 de mayo, de las que salió un Parlamento con mayoría de la coalición a la que pertenece el partido gubernamental Baaz y que fueron boicoteadas por la mayor parte de la oposición al considerarlas una farsa.
Esos comicios fueron parte de las reformas prometidas por el régimen, entre ellas la aprobación en referéndum de una nueva Constitución, que fueron encargadas al anterior Ejecutivo de Safar para aplacar las revueltas populares.
La violencia, sin embargo, no se ha detenido, ni siquiera con el acuerdo para un alto el fuego con el mediador internacional, Kofi Annan, y que los rebeldes del Ejército Libre Sirio (ELS) dan por finiquitado. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, los rebeldes han matado a un centenar de militares del régimen esta semana. Mientras, los grupos de la oposición hablan de más de 13.000 personas muertas desde el comienzo de la rebelión.