LONDRES. El alcalde de Londres, el conservador Boris Johnson, preservará el cargo tras cosechar una ajustada victoria en las elecciones locales celebradas el jueves, lo que le ha permitido a los tories salvar en parte la derrota sufrida en un gran número de municipios frente al Partido Laborista.

Johnson relegó al segundo lugar al candidato del Partido Laborista, Ken Livingstone. El Partido Verde fue la tercera formación más votada, seguida del Partido Liberaldemócrata, de la candidata independiente Siobhan Benita, del euroescéptico Partido Independiente de Reino Unido y, séptimo y último, la otra formación ultraderechista y antieuropea, el Partido Nacional Británico.

En una exigua victoria, Johnson recabó algo más de un millón de votos, solo 60.000 más que Livingstone: 51,53% a 48,47% en la ronda final. No obstante, ninguno de los dos candidatos obtuvo más del 50% de las papeletas de primera preferencia: 44% para Johnson y 40% para Livingstone.

Tal y como estipula la legislación electoral británica, esto obliga a que se contabilicen los votos de segunda preferencia depositados en las urnas por aquellos que votaron como primera preferencia a los otros candidatos distintos a los dos más votados (Johnson y Livingstone).

Así pues, Johnson resultó vencedor por el número de votos a pesar de que Livingston recibió un mayor apoyo como segunda preferencia del electorado londinense, con un 55%, diez puntos más que el actual alcalde de la capital británica.

Por su parte, y tras este fracaso electoral, el Gobierno de coalición del primer ministro británico, el conservador David Cameron, planea un relanzamiento a fin de demostrar que está capacitado y lo suficientemente unido para liderar Reino Unido.

Según publicó ayer la prensa británica, Cameron y el viceprimer ministro Nick Clegg, líder del Partido Liberal Demócrata, comparecerán juntos el próximo martes para confirmar al país que su pacto de gobierno sigue intacto pese al castigo en las urnas y las presiones dentro de sus propias formaciones.

Extrapolados a unas elecciones legislativas -previstas en 2015-, estos resultados darían a los laboristas un 38% de apoyo, frente al 31% que recibirían los tories de Cameron y un magro 16% para los liberaldemócratas de Clegg.

Aunque se esperaba una caída de los partidos de la coalición, debilitada tras una serie de patinazos en plena crisis económica, el batacazo fue mayor de lo esperado y ha motivado que destacadas voces en ambas formaciones hayan puesto en duda la viabilidad del Gobierno compartido.

Varios conservadores, encabezados por el diputado Stewart Jackson, pidieron a Cameron que de un giro a la derecha y abandone políticas "descabelladas" impulsadas por los liberaldemócratas, como la reforma de la Cámara de los Lores (para hacerla más democrática) y los matrimonios homosexuales.

El Partido Laborista de Ed Miliband fue el principal ganador de los comicios municipales celebrados el jueves al sumar más de 800 concejales nuevos a costa de las pérdidas de conservadores y liberales.