Edimburgo. Los escoceses se muestran confundidos sobre las consecuencias, sobre todo económicas, que puede tener la independencia del Reino Unido, mientras la última encuesta publicada ayer revela un avance de la opción separatista. Escocia se levantó más cerca de la independencia después de que su ministro principal, Alex Salmond, anunciara el miércoles un plan para celebrar un referéndum al respecto en otoño de 2014.
Horas después del histórico anuncio, un sondeo publicado por el diario escocés Herald muestra cómo las opciones a favor y en contra de permanecer en el Reino Unido están casi empatadas. Los partidarios del sí son ya un 44% frente al 45% que votaría en contra, lo que supone que la opción defendida por el partido nacionalista escocés (SNP en sus siglas anglófonas) ha avanzado considerablemente tras el anuncio del referéndum. Y es que hasta ahora, los sondeos situaban a los independentistas entre el 32% y el 40%, mientras los que se oponían a abandonar el Reino Unido rozaban el 60%.
complejidad Son sin duda buenas noticias para Salmond, que todavía cuenta con dos años y medio antes de celebrar el referéndum en los que recabar más apoyos. Sin embargo, los planes nacionalistas siguen planteando muchas incógnitas técnicas y los escoceses, además de divididos, se sienten confundidos sobre qué consecuencias tendrá, sobre todo económicamente, la separación de los ingleses tras 300 años.
"No entiendo los entresijos ni soy capaz de ver qué supondrá realmente. Me gustaría saber más, especialmente en un momento de crisis como este", aseguraba Jack, de 20 años, que en principio se muestra en contra de la independencia.
En la Universidad de Edimburgo otro estudiante insiste en que se trata "de una cuestión muy compleja de la que la gente no está suficientemente informada", por lo que propone que se organicen debates televisados.
dudas La confusión entre los escoceses tiene su raíz en que no será hasta noviembre de 2013 cuando, según el plan diseñado por Salmond, se hará público el denominado Libro Blanco de la Independencia. En él se explicará cómo funcionará una Escocia independiente en materias como la moneda, defensa y asuntos exteriores y lo que supondrá realmente en la vida de sus habitantes.
Ayer, hasta los más nacionalistas mostraban sus dudas sobre las consecuencias. "El potencial de la independencia es increíble, podría ser lo mejor que ha pasado en cientos de años, pero es muy arriesgado. Si sale mal, puede salir muy mal", comentaba un dependiente de una tradicional tienda de quesos del centro de Edimburgo. Owen se siente escocés hasta la médula, no británico, pero reconoció que tal y como están las cosas "el sistema funciona bien".
Entre los que se oponen a la independencia el argumento económico es el que más se repite. "Es una mala idea, Escocia no sobrevivirá fuera del Reino Unido pues en solitario no tiene recursos para hacer frente a la crisis", sostiene Laura, de 23 años.
La posición que tendrá Escocia en la Unión Europea (UE) en el caso de abandonar el Reino Unido tampoco está clara y es otro de los temas que inquietan a los escoceses. Salmond sostiene que la entrada en el mercado único sería automática y que no sería necesario pasar por todo el proceso de ingreso, aunque nunca se ha dado el caso de un país miembro que se haya independizado.