WASHINGTON. Durante una hora y ante ambas cámaras del Congreso, el presidente estadounidense insistió en que los valores del país -las oportunidades y las reglas iguales para todos- se encuentran en peligro y es necesario tomar medidas urgentes para impedirlo. Es, a su juicio, "la cuestión clave de nuestra época".

"Es hora de aplicar las mismas reglas a los de arriba que a los de abajo: ni planes de rescate, ni dádivas, ni escapatorias... Que cada uno asuma sus responsabilidades", destacó, en una alocución de contenido abrumadoramente económico y en el que la política exterior sólo ocupó un papel secundario. Aplaudido no menos de sesenta veces, Obama presentó un plan "para construir una economía que dure".

En él propuso promover la innovación manufacturera y la creación de empleo en territorio estadounidense, alentar el crecimiento del sector de las energías limpias y fomentar la educación.

Pero también considera que todos los estadounidenses deben comportarse bajo las mismas reglas y recibir oportunidades, y por ello propone que aquellos que ingresen más de un millón de dólares paguen al menos el 30% de sus ingresos en impuestos.

Para subrayar este mensaje, reclutó a la secretaria del multimillonario Warren Buffett, Debbie Bosanek, una de las invitadas a presenciar la alocución desde el balcón de la primera dama.

Buffett hizo famosa a Bosanek al defender el año pasado que los ricos pagaran más impuestos, poniendo de relieve que las reglas fiscales en EE.UU. son tales que, proporcionalmente, su secretaria paga mucho más al erario público que él.

Si la igualdad debe aplicarse al trato y las oportunidades a los ciudadanos, también debe hacerse lo mismo con los países.

Así, el presidente arremetió contra lo que consideró las prácticas desleales en la competencia comercial por parte de China, como la piratería intelectual, y anunció una nueva unidad que se dedicará a combatir ese tipo de irregularidades en el comercio internacional.

Obama anunció también medidas para alentar la innovación de las empresas manufactureras, en particular en el área de la alta tecnología, y fomentar que creen puestos de trabajo en territorio estadounidense.

También reclamó nuevos esfuerzos en favor de las energías limpias y planteó medidas como el desarrollo de estas tecnologías en el suficiente terreno público para dar suministro a tres millones de hogares.

En el terreno de la política exterior, el presidente, que comenzó su discurso con una alusión a uno de sus grandes éxitos, la muerte del líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, reiteró que la guerra en Afganistán está encaminada para concluir en tres años.

Acerca de Irán, país con el que mantiene un fuerte contencioso acerca de su programa nuclear, Obama insistió en que "no hay opciones fuera de la mesa" pero consideró que una solución pacífica "todavía es posible".

En Siria, aseguró que no duda de que el régimen del presidente Bachar al Asad "descubrirá pronto que las fuerzas del cambio no tienen marcha atrás y no se puede negar la dignidad humana".

La región latinoamericana brilló por su ausencia en el discurso de Obama, quien también rompió una lanza en favor de una medida que legalice a los inmigrantes indocumentados jóvenes que se inscriban en la Universidad o en las Fuerzas Armadas En el cuarto año de un mandato caracterizado por los duros enfrentamientos entre demócratas y republicanos, el presidente aseguró que "colaboraré con cualquiera en el Congreso para dar impulso (a estas ideas)". Pero advirtió también que "combatiré la obstrucción con acciones".

El momento más emotivo de la noche, sin embargo, se produjo momentos antes del discurso: en medio de los aplausos de demócratas y republicanos, Obama se fundió en un abrazo con la congresista Gabby Giffords, herida gravemente de un disparo el año pasado.

Tras su discurso, el presidente tiene previsto comenzar el miércoles una gira por cinco estados del país, claves en el mapa electoral -Iowa, Arizona, Nevada, Colorado y Michigan-, para promover las propuestas presentadas hoy.