Bruselas. Flamencos y francófonos están destinados a seguir sin entenderse y en esta ocasión no le pueden echar la culpa a los nacionalistas de Flandes porque simplemente no participan en las negociaciones para formar gobierno. 527 días después de las elecciones legislativas celebradas el 10 de junio de 2010, que vencieron la Nueva Alianza Flamenca (N-VA) al norte y el Partido socialista al sur, Bélgica sigue sin nuevo gobierno y un poco más cerca de tener que convocar de nuevo elecciones para salir del impasse político en el que viven. En esta ocasión los desacuerdos se deben a los ajustes y recortes que negociar para el presupuesto de 2012. El líder de los socialistas francófonos y candidato a primer ministro, Elio Di Rupo, tiró ayer la toalla y presentó su dimisión ante el rey Alberto II como formador del nuevo ejecutivo.

Según un comunicado difundido por la Casa real, el monarca mantiene por el momento "su decisión en suspenso" y ha pedido a cada uno de los negociadores que se tomen tiempo durante las próximas horas para reflexionar, medir "las consecuencias de un fracaso" y buscar "activamente una solución".

desde julio Según Alberto II la situación es grave y se necesita "una resolución muy rápida de la crisis política". Los acontecimientos explotaron en la madrugada del domingo al lunes. Los seis partidos que negocian la formación del nuevo ejecutivo desde finales de julio -socialistas, liberales y democristianos de ambos lados de la frontera lingüística- dejaban el parlamento pasadas las dos de la mañana sin acuerdo sobre los presupuestos para 2012. La última oferta de Di Rupo proponía nuevos ajustes en la fiscalidad aplicada a los salarios más elevados, a los coches de empresa, a las plusvalías así como los impuestos a las stock options entre otros. Y es que el futuro gobierno belga tiene que acordar ajustes para ahorrar 11.300 millones en el presupuesto del próximo año, con vistas a reducir el déficit público, y los partidos no se ponen de acuerdo en donde meter la tijera. Las formaciones se daban una última oportunidad ayer, pero menos de una hora después del inicio de la reunión Elio Di Rupo, serio, fue al palacio de Ciergnon, donde el rey convalece tras una operación de un tumor de piel, para presentar su dimisión.

Socialistas, democristianos y liberales francófonos se enzarzaron ayer en acusaciones mutuas en el plató de la cadena RTL. Para el líder liberal, Charles Michel, "un acuerdo era posible" pero era necesario esfuerzos por parte de todos. "No de unos más que de otros", declaró, encendiendo al líder de los democristianos, Benoit Lutgen, que previamente había acusado, lo mismo que la líder socialista Laurette Onckelinx, a los liberales de norte y sur de bloquear las negociaciones. Mientras se despeja el panorama, la N-VA tiene claro cual debería ser el siguiente paso ahora en Bélgica. El líder de esta formación, Bart De Wever, saltó ayer de nuevo a la arena política para anunciar la disposición de su partido a formar "un gobierno de urgencia" para apagar el incendio socioeconómico junto con liberales y democristianos pero sin los socialistas. "Las propuestas del Partido Socialista muestran en cada ocasión que este partido no quiere ver la realidad", advirtió. La LDD, otra de las formaciones independentistas de Flandes, también tiene su solución: un triunvirato regional liderado por los ministros-presidentes de las tres regiones.